¿Sabemos lo que compramos cuando adquirimos un teléfono móvil, un ordenador o una vídeo-consola? Pues en algunos casos parece que no demasiado. Las agresivas campañas de marketing lanzadas por las empresas nos incitan a cambiar dichos aparatos cada vez más pronto, por un nuevo modelo con más megapixeles de resolución o más gigas de memoria. Estamos inmersos en una espiral de consumo en la que se olvida completamente las consecuencias de usar y tirar estos productos.

Los aparatos electrónicos contienen un elevado número de sustancias químicas peligrosas perjudiciales para nuestra salud y el medio ambiente (PVC, retardantes de llama bromados y clorados, berilio, ftalatos, entre otros). Además, fabricarlos consume ingentes cantidades de materias primas y energía. A la vez que suponen un problema de contaminación cuando su supuesta vida útil (cada vez más corta) llega a su fin.

Por ello, Greenpeace publica periódicamente su Guía Verde de Electrónicos para orientar al consumidor responsable. Actualmente vamos ya por la 15º edición. Esta guía puede ser consultada en nuestra web y es recomendable hacerlo antes de realizar cualquier compra. Aunque el primer paso sería plantearse si necesito realmente el nuevo aparato electrónico.

Si algo ha logrado la Guía Verde de Greenpeace es que algunas grandes empresas de electrónica se hayan comprometido a eliminar sustancias químicas tóxicas de sus modelos. También que sean cada vez más responsables con sus residuos y más eficientes energéticamente tanto en sus procesos de producción como en el consumo de sus aparatos. Un gran logro de Greenpeace en un mercado que lucha vorazmente por vender cada más. Aunque es evidente que el poder de decisión debería estar en nosotros mismos y no en las poderosas campañas publicitarias de las compañías.

Julio Barea, responsable de la campaña de contaminación de Greenpeace

- 15º ranking verde