El verano es la época más propicia para que los incendios forestales sean noticia. Los ingredientes del cóctel se repiten, fundamentalmente imprudencia y calor. Desgraciadamente, estos incendios no solo se llevan por delante masas forestales, pastos o matorrales, también implican la pérdida de bienes y personas desalojadas de sus hogares. Pero sin duda lo más grave es que pueden causar la pérdida de vidas de personas, el caso del incendio de la isla de La Palma en Canarias es un triste ejemplo de ello.

Detrás del 96% de los incendios está la mano del hombre.

A pesar que el fuego es un elemento natural que necesita nuestro ecosistema para la regeneración de montes y bosques, detrás del 96% de los incendios está la mano del hombre. Esto significa que únicamente el 4% de los incendios se producen por causas naturales. Los incendios han pasado a ser, por su abundancia e intensidad, una grave perturbación para nuestra economía y medio ambiente.

Tenemos que tener en cuenta que el problema de los incendios forestales es complejo y no tiene casi nunca una explicación simple. A la falta de prevención, en estos momentos es cada vez más frecuente que las labores de extinción se estén poniendo en manos privadas por parte de las Comunidades Autónomas. Ello genera precariedad en los profesionales del sector. Se suman también, el abandono rural y otras dificultades estructurales, que han producido un aumento de incendios forestales altamente peligroso.

Además, y como consecuencia del cambio climático año tras año padecemos con mayor frecuencia e intensidad olas de calor y aumento de las temperaturas, lo cual contribuye a una mayor frecuencia e intensidad de incendios forestales. Cabe recordar que España es el país de la Unión Europea más afectado por los incendios forestales. Otros países del ámbito mediterráneo como Portugal, Grecia, el sur de Francia o Italia también los sufren especialmente. A pesar de este creciente problema, no existe una política forestal comunitaria.

Visto que casi todos los incendios forestales son causados por negligencias humanas, ¿qué podemos hacer entonces para evitarlos?

  • No se debe utilizar nunca el fuego en el monte. De manera especial, no enciendas fuego en el monte si las condiciones son desfavorables (altas temperaturas, fuerte viento, humedad ambiental escasa). En cualquier caso, nunca en verano.
  • Si decides utilizar las barbacoas, ¡nunca en verano! Utiliza zonas habilitadas en las áreas recreativas. No dejes nunca el fuego sin vigilancia y nunca las abandones sin asegurarte de que el fuego está apagado.
  • No fumes en el monte y no dejes basura, que puede ser el origen de un fuego.
  • Durante tu estancia en el monte puedes colaborar con las autoridades ejerciendo una labor de vigilancia. Si observas alguna actividad sospechosa de provocar un incendio forestal, avisa al 112 y anota las matrículas de los vehículos presuntamente implicados.
  • En caso de que te dediques a la agricultura o ganadería, y quieras hacer una quema (rastrojos, ..), es obligatorio pedir permiso a la administración local y tomar las medidas necesarias que los técnicos te expliquen.
  • En caso de que vivas en urbanización, en una casa aislada o dirijas un camping, haz un plan de autoprotección asociado al Plan Local de Emergencias de tu municipio. No olvides que vives en medio forestal.