La semana pasada, tres equipos de expertos en mediciones de radiación de Greenpeace salieron a las calles de la ciudad de Fukushima y de Iitate, ambas en una región altamente contaminada, para medir y evaluar las amenazas de contaminación.
Como en muchos otros viajes anteriores, pudimos comprobar que han disminuido las dosis de exposición a la radiación en unas pocas áreas, pero que aún quedan muchas otras densamente pobladas en las que no. Lo que es más preocupante, sin embargo, son las estaciones de seguimiento gubernamentales que hay por la ciudad.
A principios de este mes ciudadanos y científicos expresaron su preocupación de que el gobierno japonés estaba manipulando las lecturas de radiación de estas estaciones de control oficiales.
La historia era familiar para nosotros, ya que en marzo de este año, mientras la realización de los controles de radiación en un parque en las afueras de Watari, nos encontramos con un puesto de control oficial de radiación recién instalado. Esta estación mostró un nivel relativamente bajo de contaminación en comparación con los niveles que se habían medido previamente, pero estaba colocado justo en medio de una pequeña área que había sido claramente descontaminada. Habían cambiado el suelo, pero nada más salir de ella los niveles de contaminación aumentaron considerablemente, manteniéndose mucho más altos en todo el parque... menos en la zona que rodeaba al poste.
Desde el 16 hasta el 19 de octubre Greenpeace ha comprobado 40 puestos de vigilancia en toda la ciudad de Fukushima. En el 75% de los casos las lecturas de radiación cerca de los puestos fueron inferiores a las lecturas de su entorno inmediato. Los niveles de contaminación a un radio de 25 metros de los puestos eran hasta seis veces mayores que en los propios puestos de control.
Las autoridades sostienen que no tienen la intención de inducir a error. Pero para quienes viven o pasan por allí, sin duda dan la impresión de que los niveles son más bajos que lo que realmente son. Además, los trabajos de descontaminación siguen siendo irregulares. Nuestros equipos encontraron que aún quedan muchos puntos de elevada actividad en todas las comunidades, y poco se está haciendo por limpiarlos.
Solo vimos unos pocos grupos de trabajadores de limpieza en la ciudad de Fukushima en la semana que estuvimos allí. Por el contrario, sí que vimos a muchos trabajadores de descontaminación en la región Iitate. Se trata de una zona montañosa, boscosa, y es muy complicado eliminar allí toda la contaminación del medio ambiente. Incluso una vez que se hayan limpiado las casas y lugares de trabajo, el riesgo de que se vuelva a contaminar es alta: cada ráfaga de viento, tormenta, lluvia o nieve derretida en primavera, volverá a traer nuevas concentraciones de radiación.
En este viaje hemos hablado con residentes de Iitate, y lo que todos tienen en común es una clara desconfianza de la información oficial, y poca confianza en la capacidad del Gobierno para solucionar los problemas de contaminación radiactiva con los que conviven todos los días. Hay una sensación palpable de la pérdida, y si bien es claro que a la gente nada les gustaría más que volver y reconstruir sus vidas, muchos saben desde dentro de su corazón que la vida tal y como la conocían ya no volverá. Con sus casas, sus lugares de trabajo y sus campos contaminados y sus comunidades dispersadas, ahora están buscando el cierre y compensación justa para poder empezar de nuevo en otro lugar.
Esto no solo pone de manifiesto una vez más la implacable minimización del Gobierno de Japón de la gravedad y el alcance de este desastre nuclear, sino que también habla, una vez más, de su incapacidad para poner por delante la salud y la seguridad de su población antes que la política. Se está subsidiando la caza de ballenas, en vez de utilizar el dinero para reconstruir Fukushima o para dotar a los trabajadores de la planta de controles sanitarios adecuados.
Resultados de las mediciones:
Mediciones anteriores
Entrada de blog por Greg McNevin, False hope: radiation monitoring in the Fukushima area
Greg McNevin es responsable de comunicaciones en Greenpeace Internacional sobre energía nuclear
Traducción de Raquel Montón (@raquelmonton) responsable de la campaña antinuclear de Greenpeace