Acciones 2010. Me piden que escriba un blog para resumir nuestras acciones durante el año pasado. Y aunque pudiera parecer tarea fácil hablar de lo que estamos tan convencidos, no es tan sencillo sintetizar, en apenas tres párrafos, la filosofía que subyace a nuestra actividad.

Si hay cuatro palabras que definen a Greenpeace es la Acción Directa No Violenta. Es nuestro hecho diferencial, está en nuestro adn y es la forma en que entendemos la defensa del medio ambiente. Hay muchas formas de hacerlo y sin duda todas buenas, pero esta es la más nuestra, sin que afirmarlo con tanta rotundidad vaya en detrimento del resto de las actividades que desarrollamos, tanto nosotros como otras organizaciones.

A pesar de ser un concepto vinculado a momentos históricos del siglo XX y a personajes como Mahatma Gandhi o M. L. King o, mucho más cercanos, el popular Movimiento de Objeción de Conciencia, la acción directa no violenta es un concepto de rabiosa actualidad. Lo comprobamos, día a día, en las revoluciones populares de los países árabes del norte de África.

Aparentemente es sencillo. Protesto porque estoy en mi derecho a disentir, a poner de manifiesto que algo está mal y que tiene que cambiar, pero lo hago pacíficamente, sin violencia, sin dañar, porque es mi forma de entender el mundo, de concebir la relación con el otro.  Lo hago desde el rechazo a ejercer cualquier forma de violencia contra el individuo o la naturaleza. Lo hago así  porque el proceso es tan importante como el objetivo que perseguimos.

A lo largo del 2010 hemos puesto nuestros mensajes en defensa del medio ambiente muy altos o con letras enormes para que se vean. A veces en sitios difíciles o de forma ingeniosa. Hemos tenido que intentar ser muchos, porque sólo así se nos podía escuchar mejor, pero ya sea en lo alto de la Puerta de Alcalá defendiendo un acuerdo internacional para salvar el Clima, de pueblo en pueblo diciendo “No al Cementerio Nuclear”, reivindicando medidas para Salvar la Pesca en A Coruña,  pidiendo que se adopten medidas para evitar vertidos como el de BP, luchando contra los transgénicos o reivindicando una Andalucía mas verde, si nos fijamos bien y cerramos un poco el plano, verás que en todos los casos, en el fondo no hay más que un activista con una pancarta amarilla y letras negras pidiendo el final de un problema ambiental. Y siempre de forma pacífica. Eso es Greenpeace y esto es lo que hemos hecho en el 2010.

Julián Carranza, director de Participación de Greenpeace España