La energía está de actualidad. Con nuevos impuestos a todas las fuentes de energía, el Gobierno quiere recaudar más fondos, pero no entra a distinguir entre las energías que necesitamos para salir de la crisis (económica, ambiental y energética), que son las renovables y las que necesitamos abandonar (nuclear y fósiles) para no seguir precipitándonos por la espiral de una energía cada vez más cara e insostenible que tenemos que comprar fuera.

Los grandes grupos de poder energéticos han llamado a la Agencia Internacional de la Energía (AIE) para que venga a decirle al Gobierno cómo podría hacer para que estas poderosas empresas sigan ganando dinero a espuertas. Pero Greenpeace ha analizado un escenario más sostenible y más realista que el de la AIE. Le llamamos [R]evolución Energética y en 2012 se ha actualizado por cuarta vez.
 
[R]evolución Energética es más sostenible porque, si se siguen sus pasos, las emisiones mundiales de CO2 dejarían de crecer en 2015 y bajarían en más de un 80% para 2050, única fórmula para evitar un cambio climático desastroso.

Es también más realista, ya que tiene en cuenta los límites físicos, económicos y ecológicos de cada una de las fuentes de energía. Y de hecho, la realidad de las energías renovables incluso supera las proyecciones de nuestra [R]evolución Energética. Así, mientras en la primera edición en 2007 preveíamos que la energía eólica instalada en el mundo podría alcanzar los 156 GW para 2010, en realidad se alcanzaron 197 GW, y a finales de 2011 ya eran 237 GW. En total, el año pasado las renovables alcanzaron 390 GW, sin incluir la hidráulica. Y si miramos lo que se ha instalado en la última década, el 26% ha sido renovable y solo un 2% nuclear.

El informe está plagado de datos sólidos que aportan claves decisivas para el debate energético actual. Si seguimos como hasta ahora, estamos condenando al planeta a la asfixia climática. Pero [R]evolución Energética demuestra que no necesitamos prolongar la agonía del petróleo buscándolo en lugares de cada vez más difícil acceso, ni necesitamos fracturar las rocas para conseguir disponer de algo más de gas, ni hay que mover montañas para extraer más carbón, ni hay que amontonar toneladas de estériles radiactivos para disponer del uranio para las centrales nucleares.

Y es que podemos utilizar las fuentes de energía renovables que nos brinda abundantemente la Naturaleza. Y podemos suministrar los servicios que necesitamos sin tener que consumir cada vez más energía, si aprovechamos todas las posibilidades para usarla de manera eficiente.  Un ejemplo sería obligar a los fabricantes de coches a hacerlos más eficientes (menos pesados, menos voluminosos y con motorización eléctrica), en vez de ir a buscar al Ártico el petróleo que ya escasea en los yacimientos tradicionales.

En definitiva, la hoja de ruta de la [R]evolución Energética permitirá al mundo llegar a 2050 sin necesitar más energía que ahora y consumiendo un 40% menos de lo que proyecta la AIE; con un 94% de la electricidad y más del 90% del calor producidos con fuentes renovables; y con un ahorro de costes de combustible que permitiría pagar más del doble de las inversiones necesarias.

España tiene mucho que ganar en esta revolución energética, pero hace falta que el Gobierno se dé cuenta de que no puede seguir anclado a las viejas energías que solo aumentan nuestra dependencia y nuestra deuda, sino que debe reformar el sistema para apoyar el crecimiento definitivo de las renovables. El mundo necesita más eficiencia y más energía renovable y es ahí donde nuestro país puede marcar la diferencia. ¿Por qué buscar petróleo en Canarias cuando tenemos abundancia de fuentes renovables creadoras de riqueza, empleo y desarrollo tecnológico?

Jose L. García Ortega (@jlgarciaortega), responsable de la campaña de Energías Limpias de Greenpeace