El pasado 16 de julio el Consorcio de Residuos de Gipuzkoa, avalado por la Diputación Foral, aprobó el pliego de condiciones del concurso público para construir la planta de Zubieta, que incluye una incineradora de residuos, por un importe de licitación de 223,4 millones de euros. Si a esto le sumamos el IVA y el contrato para operar y mantener la planta 10 años, el importe sube hasta la astronómica cifra de 366 millones de euros (¡pasadlo a pesetas y comprobad lo que supone!)

Por supuesto, que ni el Consorcio ni la Diputación cuentan con este dinero, la crisis no permite estos excesos. Por tanto, toca buscar financiación fuera, y donde mejor que en el “saco sin fondo” que parecen ser los dineros europeos. La mitad del coste del proyecto se ha pedido al Banco Europeo de Inversiones (BEI), la otra se ha pedido a diferentes bancos españoles que tampoco tienen clara la viabilidad del préstamo.

Para lograr detener este proyecto sin sentido, Greenpeace se ha puesto en contacto con el Banco Europeo de Inversiones (BEI) para informarle de las múltiples irregularidades que hay detrás de la incineradora de Zubieta. Como consecuencia de ello el banco ha parado la aprobación de la financiación y ha accedido a investigar el caso. Esto debería servir para que las autoridades gipuzkoanas esperen a ver que dictamina el banco.

Sin embargo, este contratiempo no parece que a la Diputación Foral de Gipuzkoa le haga frenar en su intención de construir una incineradora. Actualmente han empezado las obras de viales y preparación de la zona, donde también irán una cárcel y un polígono industrial. Una Administración pública no puede sacar a concurso una obra sin tener asegurada su financiación que es lo que está sucediendo con la incineradora de Zubieta. De nuevo nos encontramos frente a políticas de hechos consumados (en este caso construye antes que algo te lo impida). Si finalmente no llega el dinero de Europa, seremos los ciudadanos los que nos tocará pagar semejante despropósito.

Julio Barea, responsable de la campaña de Contaminación de Greenpeace