Viendo las crecientes descalificaciones y ataques que, desde las grandes eléctricas hasta el propio Gobierno, están soltando últimamente contra las renovables, parece que estamos en el mundo al revés. Antes se creía que las renovables eran algo simbólico, pequeño (y por ello simpático), que de ninguna manera podría ser alternativa ni problema para las “verdaderas” y “seguras” fuentes de energía de toda la vida, y por eso éstas eran irrenunciables. Ahora el argumento es el contrario: las renovables producen demasiado (argumento que se disfraza de “cuestan demasiado”, como si las otras no costasen nada, pero como contaminar es gratis...) y por eso hay que evitar que sigan creciendo.
Lo que está ocurriendo en España es muy importante, ya que nuestro país es un excelente modelo (de lo que se dio cuenta hasta Obama) que demuestra cómo es posible el crecimiento a gran escala de las renovables y su integración en el sistema eléctrico.
En los últimos meses hemos visto sucederse un récord detrás de otro en la producción de energía limpia. En 2009, el 26% de la electricidad que se consumió en España fue renovable, el 14% de ella eólica, mientras que la nuclear tan sólo pudo aportar un 19%. Este mes de marzo, la electricidad renovable alcanzó el 45,1% de toda la producida en España: la hidráulica aportó el 24,2% (gracias a un invierno muy lluvioso, el doble de lo normal), la eólica el 19,7% y la solar el 2% (¡en invierno!). En la primera semana de marzo, las renovables suministraron más del 60% de la demanda eléctrica española. Y si nos fijamos en la eólica en particular, ésta ya ha superado varias veces el “imposible” límite del 50% de la demanda, destacando el récord de la madrugada del 30 de diciembre, cuando a las 3:50 la generación eólica cubrió el 54,1% de la demanda.
Todas estas cifras se quedan antiguas a velocidad de vértigo, de forma que quien quiera conocer los datos en tiempo real puede consultar la página del operador del sistema eléctrica (Red Eléctrica).
¿Qué significa todo esto para el medio ambiente y para el clima? Las emisiones españolas bajaron en más de un 45% en el primer trimestre del año, mientras que la demanda de electricidad fue prácticamente igual a la del año pasado, lo que significa que la bajada de emisiones no se puede atribuir a la crisis, sino al significativo cambio del mix de generación de electricidad con muchas más renovables, como destacó la propia Secretaria de Estado de Cambio Climático, Teresa Ribera. Según ella, y estamos de acuerdo, esto demuestra que luchar contra el cambio climático "es posible”. Gracias a las renovables, la demanda de gas natural bajó en un 10,5% en 2009 respecto a 2008, y las centrales térmicas de carbón han estado, y están, más tiempo paradas que funcionando.
Sin embargo, ahora que la generación con energías renovables es lo bastante grande y empieza a desplazar a la energía sucia, es cuando aquellos que se ven desplazados no están dispuestos a quedarse de brazos cruzados viendo escaparse sus tradicionales beneficios y poder. Y contraatacan, como estamos viendo. ¿Quiénes son? Así como en Estados Unidos Greenpeace ha documentado que las petroleras están detrás de la campaña negacionista del cambio climático y del frente contra las renovables, en España la principal reacción contra el crecimiento de las renovables viene de:
1. Las compañías eléctricas y de gas, que ven cómo sus 45 grupos de ciclo combinado disponen de muchas menos horas de funcionamiento de las que ellas (bajo una decisión de inversión de puro libre mercado) planearon. Y así no son rentables.
2. El lobby del carbón, muy influyente sobre este Gobierno. El carbón ya ha sido derrotado por las renovables: lleva fuera del mercado durante casi un año (basta con entrar aleatoriamente a comprobar cuántas centrales están funcionando en cualquier momento en tiempo real, como muestra la web de Red Eléctrica, para comprobar que sistemáticamente menos de 2.000 MW de térmicas de carbón están funcionando, cuando la potencia instalada es de unos 12.000 MW). Pero el poderoso lobby del carbón ha conseguido presionar al Gobierno para lograr un decreto que inventa una tarifa de apoyo al carbón (que pagaremos todos los consumidores, obligados a pagar por una cosa y por su contraria: renovables y carbón), de forma que el Gobierno pretende llegar a 2020 con todavía un 10% de carbón en el mix eléctrico. Otra cosa es que semejante aberración, que aún no ha entrado en vigor, consiga imponerse al filtro de la Comisión Europea.
3. El lobby nuclear, con su gran coro mediático. Aunque no hay planes de construir centrales nucleares en España (no es viable, ya que hay más potencia de la que se necesita y el Gobierno ni quiere ni puede darle el respaldo económico del Estado, imprescindible para que fuese económicamente viable), el lobby presiona fuertemente por lo que realmente busca, que es alargar la vida de las nucleares que están construidas. El conflicto con las renovables surge ahora cuando, en horas de baja demanda, algunas noches se obliga a parar la “excesiva” energía eólica porque la rígida nuclear no se puede parar.
En fin, que la batalla de las renovables no ha hecho más que comenzar, y sólo acabará cuando el 100% de nuestra energía sea renovable. ¡A por ellos!
Jose Luis García Ortega, Responsable Proyectos Energía Limpia de Greenpeace España