El cambio climático está ya causando graves impactos en España,
no solo en el medio ambiente sino también en sectores económicos esenciales, en un momento en el que la economía del país está fuertemente resentida por la crisis.

La buena noticia es que España, aunque es uno de los países más afectados de la UE por el cambio climático, es de los que más pueden beneficiarse de la solución. El liderazgo en renovables y las positivas repercusiones que mayores objetivos de ahorro y eficiencia energética tendrían para sectores relacionados con la reforma de edificios son nuestras principales bazas. Además, avanzar hacia un sistema energético 100% renovable en 2050 costaría un 91% menos que perpetuar el actual y conllevaría un ahorro medio anual superior a los 200.000 millones de euros.

Lejos de aprovechar esta oportunidad, el Gobierno sigue defendiendo los combustibles fósiles y la energía nuclear, lo que provoca graves consecuencias en cuanto a  destrucción de empleo en territorios ya muy afectados por ambas crisis, la climática y la económica. Un ejemplo de esta problemática es el municipio de Alburquerque (Extremadura), cuyo alcalde lleva un mes acampado delante del Ministerio de Industria pidiendo la derogación de la moratoria a las primas a las renovables porque ha provocado la cancelación de los cinco proyectos de energía solar térmica en los que la zona confiaba para paliar el grave desempleo y despoblación que les afecta.

En vísperas del Día de Acción Global contra el cambio climático que la organización 350.org va a celebrar en todo el mundo, representantes de esta entidad y Greenpeace nos hemos reunido hoy con el alcalde de Alburquerque (Extremadura) para presentar nuestras propuestas conjuntas al Gobierno. Si, como declaraba el pasado sábado el secretario de Estado de Medio Ambiente, España quiere dejar de gastarse la friolera de 1.300 millones de euros en derechos de emisión, es indispensable que cambie su estrategia energética interna e internacional y apueste por: 

  • Internalizar los costes sociales y ambientales de la producción energética.

  • Aprobar un calendario de abandono de las energías sucias.

  • Eliminar los subsidios a los combustibles fósiles y a la energía nuclear y mantener el compromiso europeo de suprimirlos completamente a partir de 2018.

Establecer una planificación energética a largo plazo, con objetivos intermedios destinados a alcanzar cero emisiones derivadas de la energía en 2050, mediante un sistema inteligente, eficiente y 100% renovable en 2050 en el que se haya reducido el 55% de la demanda energética final (tomando como base los niveles de 2007).

Para que lo anterior cuente con el apoyo comunitario necesario es, además, esencial la defensa de la propuesta de trayectoria energética a 2050 presentada por la Comisión Europea bajo el nombre Low Carbon Roadmap 2050 y la aprobación de una Directiva de Eficiencia Energética europea que establezca un objetivo obligatorio del 20% de ahorro para 2020, objetivos nacionales de eficiencia energética (que permitan a la UE reducir dependencia energética y fomentar las tecnologías limpias y la reforma de edificios apoyando a sectores como la construcción), así como la reforma del mercado de derechos de emisión para aumentar el precio del carbono.

Hoy, junto con 350.org y el municipio de Alburquerque, Greenpeace vuelve a demostrar su compromiso con el clima y la economía de todos... ¿Sería mucho pedir que los representantes políticos, que cobran por defender el bien común, se dejaran de discursos vacíos e hicieran lo mismo?

 

Aida Vila (@Aidavilar), responsable de la campaña de Cambio Climático de Greenpeace