garona-090902
Greenpeace han logrado instalar un contenedor de resistencia en la entrada principal de la central nuclear de Garoña (Burgos)

Cada vez que activistas de Greenpeace acaban en los tribunales por haber denunciado de forma pacífica un problema ambiental me viene a la mente la misma pregunta ¿Por qué estos activistas pasan tan asiduamente por el juzgado y por qué no lo hacen quienes contaminan el aire, los mares, los ríos o destruyen los bosques? ¿Por qué no acaban en los tribunales quienes ponen en peligro el medio ambiente y la salud pública?

Ayer se volvió a repetir la película. Aunque parezca increíble.  29 activistas de Greenpeace fueron juzgados en Villarcayo (Burgos) por realizar una protesta pacífica para exigir el cierre de la obsoleta central nuclear de Garoña.

No salgo de mi asombro cuando nuestro abogado me comunica por teléfono que el fiscal  pide una multa  por un total de 13.000 euros a los activistas de Greenpeace que el pasado 20 de noviembre de 2008 decidieron plantarse en la central de Garoña y decir alto y claro al Gobierno que era una irresponsabilidad mantener en funcionamiento una central nuclear vieja y peligrosa.

Así son las cosas. Poderosas compañías eléctricas como Endesa e Iberdrola, dueñas de esta cafetera nuclear a través de Nucleonor, han incumplido de forma sistemática los requerimientos que les impuso el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) hace 10 años, cuando se le concedió la prorroga que expiraba el 5 de julio de 2009. Ante este situación, el CSN, el organismo público encargado de velar por la seguridad de la ciudadanía y el medio ambiente ante un eventual accidente nuclear, siempre ha mirado para otro lado. Es más, en un ejercicio de irresponsabilidad sin precedentes,  pretendía regalarle otros 10 años más de funcionamiento. Al final, el Gobierno cedió a las presiones y concedió a Iberdrola y Endesa otros cuatro años de pingues beneficios.

Por ello, ante semejante cúmulo de injusticias y dobles varas de medir no quisiera terminar esta reflexión si dar las gracias estos activistas de Greenpeace que decidieron pedir el cierre de la central Nuclear de Garoña por el bien del medio ambiente y de la seguridad de las personas.

En una semana o dos conoceremos la sentencia que emita el juez, hasta entonces no sabremos si éste asumirá o no la petición del fiscal. Entre tanto, seguiremos trabajando para que Garoña cierre ya y nos manifestaremos de la forma más imaginativa que podamos para que la opinión pública sepa que Garoña es obsoleta y peligrosa.

Mario Rodríguez, director de campañas de Greenpeace