¿Habéis visto alguna vez una ballena? Yo si, sólo una vez. Y a pesar de recordarlo con total nitidez soy incapaz de explicar lo que sentí. Creo que deje de respirar por unos momentos intentando asimilar lo que estaba viendo, claro que igual esto sólo nos ocurre a los que protegemos la naturaleza, ¿qué sentirán antes de disparar el arpón? Greenpeace va a seguir trabajando para que seáis capaces de ver una ballena.

Hoy hemos abierto el correo en Greenpeace con un mail de nuestros compañeros de Japón. Asunto: la flota ballenera acaba de partir rumbo a la Antártida, y sinceramente, nos ha entrado un escalofrío. Esto es una mala noticia, pero que tiene un pequeño tinte positivo. Que la flota este saliendo a estas fechas, un mes más tarde que otros años es porque su número de barcos se ha reducido, debido a que la demanda de carne de ballena en Japón ha disminuidos. Otros años, la flota salía en noviembre y regresaba en abril, debido al escaso numero de barcos que han partido este año volverán antes, esto no pasaba desde hace más de 20 años.

Han salido pocos barcos y tarde, lo que implica que no serán capaces de capturar más de la mitad de su cuota. Este año, el programa ballenero japonés no tiene suficientes barcos para matar a su número habitual de ballenas y ni siquiera tiene el suficiente espacio a bordo para almacenar la carne resultante. Es increíble que la comunidad internacional siga permitiendo esta cacería, más aún cuando a fecha de agosto de este año había más de 5.700 toneladas de carne de ballena almacenada.

Alguna vez en un barco de Greenpeace me he cruzado con gente que ha estado ahí, que ha visto no sólo a las ballenas, sino a los balleneros. Gente que ha tenido la oportunidad y la valentía de ponerse entre el arpón y la ballena, gente que hizo que vosotros viérais lo que estaba pasando. Hace dos años Junichi y Toru, dos trabajadores de Greenpeace Japón denunciaron públicamente que esta industria estaba llena de corrupciones, y a pesar de ejercer su derecho de libertad de expresión han sido juzgados por ello.

Que Greenpeace no esté mojándose el culo en la Antártida no significa que no estemos ahí. Hemos logrado que salgan más tarde, que tengan menos barcos, y que sean públicas las corrupciones. Y un gran cambio en la sociedad japonesa. Más del 70% de los japoneses no apoyan la caza de ballenas y eso significa mucho. Creo recordar que Mafalda en uno de los comics de Quino, decía que si todos los chinos dieran una patada el mundo giraría en otro sentido. Seguro que este 70% de  japoneses con la ayuda de Greenpeace conseguiremos eliminar la caza de ballenas.

Las ventas de carne de ballena son tan bajas que el corrupto programa ballenero de Japón que ya les cuesta más el combustible que los beneficios, por lo que están acortando la temporada. Con la salida de tan pocos barcos estamos presenciando el colapso de la industria de la caza de ballenas: no se puede mantener la tripulación o mantener el apoyo público y los veremos de vuelta en Japón mucho antes que otros años.

Greenpeace se opone a la caza de ballenas comercial en todos los océanos del mundo y está trabajando para poner fin a la caza de ballenas en Japón al aumentar la conciencia pública demostrando la corrupción de la industria ballenera. En definitiva, vamos a seguir trabajando para que podáis ver ballenas en un futuro.

Celia Ojeda, responsable de la campaña de Océanos de Greenpeace

- Campaña de Océanos de Greenpeace