La flota ballenera japonesa ha salido del puerto de Shimonoseki (Japón) para la mayor cacería desde que entró en vigor la moratoria a la caza comercial hace veinte años. Los japoneses pretenden cazar este año más de 1.000 ballenas en el Océanos Antártico, incluyendo 50 rorcuales comunes en peligro de extinción, 50 yubartas, también en peligro, y 50 rorcuales aliblancos.
Greenpeace ha estado siguiendo desde el pasado mes de agosto a un grupo de ballenas en su migración desde el Pacífico Sur hasta el Santuario Ballenero Antártico. Este seguimiento se ha realizado a través de un sistema de chips inocuos en las ballenas que permitían su monitorización a través de satélite. La localización del grupo se ofrecía a través de la página web de la organización para que los internautas pudieran hacer un seguimiento de dicha migración.
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