Hay pocos animales que tengan un día internacional declarado. Suelen ser animales emblemáticos: tigres, osos, pingüinos, ballenas… Sin embargo, todos estos animales que evocan fuerza, rapidez, sabiduría y que tanto nos gusta poner en logos, banderas, nombres de equipos, etc son los que más amenazados se encuentran. Nos identificamos con las cualidades que representan pero eliminamos a los animales reales.



Uno de esos animales es el oso polar, que hoy celebra su día. ¡Felicidades! ¿o no? porque como bien se puede intuir, tiene su día internacional porque esta especie no pasa por su mejor momento.

Para quien no los conozca aquí va un breve introducción. La población de osos en la actualidad es de 20-25.000 individuos repartidos en 19 poblaciones por la superficie helada del Ártico. El 60-80% se encuentran en Canadá. Es el eslabón más alto de la cadena alimenticia de este ecosistema y se alimenta casi exclusivamente de focas que cazan en el hielo marino. Rompen a golpes y zarpazos, con sus 300-500 kg de peso, la superficie del hielo para atraparlas. Y no es casualidad que se hayan especializado en las focas.

Los osos polares necesitan grandes cantidades de grasa para poder pasar en ayuno los meses de verano, cuando el hielo marino retrocede y hay menos posibilidad de encontrar alimento. Su digestión es muy eficiente y consiguen almacenar hasta el 97% de la grasa que consumen. Las hembras preñadas construyen su madriguera en el hielo donde tendrán a sus crías (normalmente dos) y pasarán el invierno alimentándolas con sus reservas.

Pero este oso polar grande, fuerte y protector, el gran cazador de un ecosistema tan hostil es también vulnerable. Y así aparece en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como especie amenazada, en la categoría de vulnerable. Es decir que está “en riesgo de extinción alto en estado de vida silvestre”.

¿Sus amenazas? Principalmente la pérdida de hábitat como consecuencia del cambio climático. Su casa, el hielo marino ártico, se derrite y desaparece y con él su zona de caza y de apareamiento y en ocasiones también de cría. Es difícil pensar dónde podrías ir si no tuvieses suelo donde construir tu casa o donde desplazarte para buscar comida y criar. Casi parece una pesadilla. Pero eso es lo que le está sucediendo a estos magníficos animales.

Así que al igual que el hielo, no les queda más remedio que ir retrocediendo. Hay estudios genéticos que evidencian que están desplazándose hacia las islas canadienses del Ártico, donde el hielo marino es más resistente durante el verano. De hecho, es en esta zona donde las proyecciones estiman que habrá más retención de hielo marino en el futuro. Los osos polares no saben de estudios científicos pero la naturaleza es sabia y les está llevando en la buena dirección. Aún así, son animales que se han especializado mucho a la vida en el Ártico, con ciclos de vida largos (tardan muchos años en reproducirse y con pocas crías) por lo que no se cree que tengan suficiente capacidad de adaptación a los cambios tan dramáticos que están teniendo lugar en su entorno.

Pero no me gustaría que en su día nos quedásemos con una imagen triste o un mensaje negativo.  Pensemos en estos magníficos animales en positivo. Vamos a protegerlos, vamos a proteger su hogar, vamos a proteger el Ártico.

¿Qué puedes hacer tú?

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