La semana pasada el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente daba carpetazo a unos de los proyectos más polémicos de los últimos años en nuestro país: la construcción de una gran refinería en la provincia de Badajoz.

La historia de este proyecto, más propio del siglo XIX, nace de la ambición de un empresario extremeño con buenos contactos en la Junta de Extremadura. Rápidamente convence a miembros del Ejecutivo nacional y extremeño para tratar de sacar adelante su contaminante sueño de construcción de una refinería de petróleo en plena Tierra de Barros (Badajoz), que iría conectada a un oleoducto de 200 km que pasaría junto al Parque Nacional de Doñana y atravesaría otros 13 espacios naturales protegidos más. Con su presentación en la Asamblea de Extremadura, en 2004, empiezan los primeros trámites administrativos para sacar adelante el proyecto.

Lo que no esperaban ideólogos y responsables políticos era la fuerte oposición ciudadana que desde el principio se iban a encontrar. Tanto la Plataforma Ciudadana Refinería No, como las organizaciones ecologistas que nos oponíamos frontalmente a la construcción de una infraestructura semejante, hemos trabajado sin descanso para dar a conocer sus muchos inconvenientes: problemas sanitarios, contaminación (atmosférica, del suelo y el agua), daños económicos a la agricultura de la zona y emisión de gases de efecto invernadero, entre otros.

Han tenido que pasar 8 años, dos presidentes del Gobierno, cuatro ministros de medio ambiente, y tres gobiernos autonómicos en Extremadura para dar la razón a la sociedad civil y asumir que el proyecto de refinería es “inviable”.

En un contexto, como el actual, donde el medio ambiente ha dejado de ser una prioridad, que no se construya la refinería es una gran VICTORIA. Debería ser la vía que inicie el camino de un modelo económico que apueste por el tan aclamado empleo verde, basado en las energías renovables que hagan de Extremadura una comunidad líder. El camino es conocido y así lo hemos puesto de manifiesto con nuestro informe Energía 3.0. Ahora, y una vez más, nosotros ponemos las alternativas, las decisiones la toman los que nos representan.

Julio Barea responsable de la campaña de Energía y Cambio Climático de Greenpeace