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No doy crédito. Lo he leído esta mañana: los gorriones están desapareciendo  en las ciudades y en los campos. Según datos de la Sociedad Española de Ornitología (SEO/Birdlife) la población se reduce cada año en España en 400.000 ejemplares. Sus poblaciones se reducen de manera drástica y preocupante. El pájaro por excelencia. El más abundante de nuestros vertebrados...

El modesto gorrión al que cantó el poeta también ha decidido batirse en retirada, siguiendo los pasos de tantas otras especies. Así cada día los humanos estamos más solos. El mundo natural que tanto maltratamos se va alejando, desapareciendo en silencio. Lo hacen los grandes y los pequeños:  las ranas, las abejas y, ahora, los gorriones.

Las causas son diversas. En el campo el abuso de plaguicidas y herbicidas; en la ciudad, dicen, demasiada limpieza. Yo, sin embargo, no creo que sea esta la causa, ya que rincones donde la suciedad se extiende no faltan en las ciudades.

Las aves son el mejor indicador de la vitalidad de los ecosistemas. La decadencia de los gorriones son un nuevo síntoma de nuestro propio declive. Sin ellos las ciudades serán mucho más tristes: nadie acompañará el paseo de los niños en el parque, ni revoloteará en torno al bocadillo a la espera de unas migas caídas.Cada día más solos, víctimas de nuestra propia incapacidad para salvaguardar el entorno.

Juan López de Uralde, director de Greenpeace España