De nuevo la alarma ecológica en el mar. En esta ocasión un buque chino cargado con 65.000 toneladas de carbón se encuentra encallado en la Gran Barrera de coral australiana, uno de los mayores tesoros ecológicos del mundo. El buque está perdiendo combustible. De momento algunas toneladas de las 950 que albergan sus tanques han causado ya un mancha que se extiende varios kilómetros.

La imagen del buque a merced del oleaje en las cristalinas aguas del arrecife de coral, nos devuelve a una realidad a la que nos enfrentamos una y otra vez: las consecuencias ecológicas de los vertidos de crudo en los mares. En nuestras costas lo hemos sufrido con toda su crudeza en muchas ocasiones, aunque nunca con tanta intensidad como con la marea negra del Prestige. Un caso, por cierto, cuyas consecuencias y responsabilidades legales todavía no se han concretado a pesar del tiempo transcurrido.

A día de hoy es la bahía de Algeciras la que concentra la gran preocupación en nuestro litoral por los vertidos constantes de los buques que realizan bunkering en sus aguas. Cada vez es mayor el número de petroleros que fondean en la bahía algecireña y su entorno, para la recarga de combustible. En muchas ocasiones se realiza desde gabarras y los vertidos son continuos. Sin embargo las denuncias caen una y otra vez en saco roto.

Esperemos que las autoridades australianas controlen pronto la situación, porque si el buque se parte y derrama su cargamento de carbón en el arrecife la marea negra que hemos visto hasta ahora se convertirá en una simple anécdota, y las consecuencias ecológicas entonces pueden ser incalculables.

Una vez más el caso vuelve a poner sobre la mesa muchas preguntas, y a recordarnos las múltiples consecuencias ambientales que derivan de nuestra dependencia de los combustibles fósiles.

Juan López de Uralde, director de Greenpeace España