Por James Turner, responsable de comunicación de la campaña Ártico

Estoy escribiendo dentro de una pequeña tienda de campaña amarilla sobre el océano Ártico helado, mientras deshago nieve en una tetera. Voy de camino al Polo Norte con un grupo de jóvenes  para declararlo protegido y demandar un santuario este rincón del mundo. Hoy ha sido un día difícil, con gigantescos bloques de hielo que impiden nuestro camino y un fuerte viento de componente sureste que nos está arrastrando hacia atrás. Pero no estamos solos. Vamos junto a millones de personas que nos apoyáis y con comunicación vía satélite para contarlo. Mientras que los primeros exploradores se encontraban solos en medio de este  inmenso desierto helado, yo puedo alcanzar mediante el teléfono a cualquier persona en el otro extremo del mundo.  

Es fácil pensar que hemos superado a la naturaleza, y que podemos sobrevivir a cualquier fenómeno natural y que nunca retrocedemos. Aunque la tierra sobre la que vivimos continúa anunciado su supremacía. Desde el mismo año en que se inventó el ratón para los ordenadores, allá por los años 70, hemos perdido tres cuartas partes del hielo Ártico en verano. Esta región se está calentando más rápidamente que cualquier otro rincón del planeta. Cada vez que se diseña una nueva versión de un iPod, a la vez se alcanzan temperaturas más extremas, se pierde más naturaleza y se producen desastres ambientales.

Los #hastags de twitter no solucionarán el problema. En algún momento debemos actuar, ponernos en pie y oponernos contra el poder brutal de las compañías petrolíferas, los lobbys y los políticos que están dispuestos a destrozar el medio ambiente. Se repite el mismo mantra derrotista: “vamos a necesitar los combustibles fósiles durante las próximas décadas”, a pesar de conocer los terribles costes humanos de este enfoque. Estas afirmaciones se basan en la aceptación pasiva de este modelo, a pesar del enorme potencial sin explotar de tecnologías alternativas.



Estoy con cuatro jóvenes, aquí en el Ártico para dibujar una línea en el hielo. Para ponernos en medio del camino de las compañías petrolíferas que quieren explotar los efectos del cambio climático en el Polo Norte y a la vez causar más cambio climático. Los que estamos aquí, sentimos un gran cambio, una relación renovada con nuestra madre tierra, que es poderosa, vital y milenaria.

Muchos y muchas nos llamáis ingenuos, otros nos decís que estamos equivocados. Muchos nos explicáis pacientemente por qué la extracción del petróleo en el Ártico es inevitable, otros nos daréis las gracias por hacer caso omiso a la mejor ciencia disponible de nuestro tiempo para generar millones de ganancias a las empresas más ricas del planeta. Pero espero que muchos de vosotros captéis lo que yo veo en los ojos de mis compañeros de aventura cada mañana, una absoluta integridad. Ellos sin duda encarnan las palabras de Arundhati Roy, palabras que están inscritas en una cápsula que contiene casi tres millones de firmas que serán enterradas en el fondo del océano Ártico:

“Otra Tierra no sólo es posible, está en camino. En un día tranquilo, puedo oír su respiración”.

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