El pasado viernes el Gobierno anunció que con los recortes en sanidad, educación, el paro, aumento del IVA, en fin, con todo nuestro sudor... vamos a pagar los "desvaríos" de la banca, y la mala gestión política general. También anunció que esta semana, o la que viene, van a subir los impuestos al sistema eléctrico.

El "planazo" que tiene el Gobierno incluye un impuesto para las fuentes de generación y, además, una tasa a la energía nuclear e hidráulica. Como compensación a estas, les amplia la vida útil en 10 y 20 años, respectivamente. La magnitud de estas medidas es parecida a la de las tomadas el viernes 13.  Ya sin sudor del que tirar, vamos a pagar con toda nuestra sangre a las eléctricas, a no ser que finalmente el Gobierno no haga lo que los medios de comunicación han publicado.

Tres ejemplos
Uno. El Estado renuncia a unos 21.000 millones de euros (M€) para beneficio de la hidráulica. Una cantidad equivalente a la totalidad del déficit de tarifa eléctrico.

Dos. Los impuestos a los generadores de electricidad convencional los pagarán los consumidores pero las contrapartidas las recibirá la nuclear y la hidráulica. ¿Cuánto? Pues, por ejemplo, a las nucleares esto las enriquecerá en casi 27.000 M€. Sí, sí, casi tanto como el rescate bancario. Y ese impuesto lo pagaremos en el recibo de la luz, que si ya va a subir, seguirá haciéndolo más y más y más...

Tres. Todo ello conlleva el hundimiento de las renovables porque no pueden trasladar el impuesto que les ponen al precio. No podrán devolver los créditos, les embargarán, se arruinarán...  Además de perder ellos, los demás perdemos la oportunidad de que algún día nuestra electricidad cueste menos, que salgamos de esta crisis, que nuestro planeta deje de derretirse, y que nuestros hijos... Vaya, que vamos a pagar con lágrimas.

Economistas frente a la crisis lo explican en detalle. Ante este panorama, seguiremos recordando que hace falta una planificación y gestión integrada de los sistemas eléctrico y de combustibles; que es necesaria la creación de un marco regulador definido, previsible y estable; que es preciso pensar en una distribución independiente y, sobre todas las cosas, que la remuneración del suministro energético incluya todos los costes que ha supuesto. Y que no se olviden de los costes ambientales para evitar el déficit ecológico sobre los ciudadanos presentes y futuros. Que no se incluyan remuneraciones desproporcionadas a instalaciones de sobra amortizadas como las nucleares e hidráulicas, y que se evite a toda costa situaciones en que unos pocos agentes controlen en la práctica los precios de la subastas de energía.

Para ahondar más, tienes disponibles las propuestas de Greenpeace para la reforma del sector eléctrico.

Raquel Montón (@raquelmonton) responsable de la campaña antinuclear de Greenpeace