¿Te creerías que unos pequeños países, de los que cuesta saber dónde están, podrían poner firmes a China o Japón? Pues podría ocurrir. Los Estados Federados de Micronesia, Kiribati, las Islas Marshall, Nauru, Palau, Papúa Nueva Guinea, las Islas Salomón y Tuvalu son los ocho países del océano Pacífico agrupados bajo el Acuerdo de Nauru. Individualmente son en su mayoría pequeños estados isleños, podría decirse que con poca influencia, pero al unirse agrupan un importante recurso: poseen dentro de sus aguas nacionales (Zona Económica Exclusiva, ZEE) el 25% de las pesquerías mundiales de atún.

Conscientes de este importante as en la manga, han lanzado un órdago en la última reunión del Comité Técnico de la Comisión de Pesquerías del Pacífico Oeste y Central (WCPFC, en sus siglas en inglés), que finalizó el pasado 5 de octubre.

Tras años de pesca ilegal, de falta de control exhaustivo en aguas internacionales y de la consecuente sobreexplotación de las pesquerías de atún, proponen cerrar a la pesca las aguas internacionales que limitan con las ZEE de las islas Cook, Polinesia Francesa y Kiribati. En total 4,5 millones de kilómetros cuadrados que coinciden con una de las zonas propuestas por Greenpeace para la red de reservas marinas global.

Su fórmula para lograr esta veda es contundente: no otorgarán licencia para pescar dentro de sus ZEE a los países que decidan seguir pescando en la zona del Pacífico que proponen cerrar a la pesca. Así, las grandes naciones pesqueras como China, Taiwán o Japón, habituales en estas aguas, deberán decidir si ceden a la presión de estas naciones isleñas para poder seguir accediendo a sus recursos pesqueros tan codiciados.

La pesca de atún listado con redes de cerco supone la captura accidental de juveniles de otras especies de atún que se encuentran sobreexplotadas, como el atún patudo o rabil (especialmente mediante el uso de FAD, dispositivos agregadores de peces, que además suponen la captura de otras especies como tiburones y tortugas marinas).

Mediante esta condición, los países del Acuerdo de Nauru pretenden aumentar el control de las pesquerías dentro de sus ZEE y frenar la sobreexplotación de los stocks de atún en el Pacífico Oeste y Central. También han propuesto aumentar la prohibición del uso de FAD hasta los nueve meses. En nuestro país, la pesca artesanal ha impulsado varias reservas marinas como medida para garantizar la conservación y el futuro de los recursos pesqueros, dada la pasividad de la Administración.

Si se aprueba la propuesta de estos países en la próxima reunión del Comité Técnico en diciembre, sería la primera zona de aguas internacionales del Pacífico cerrada a la pesca y supondría un nuevo ejemplo de cómo los “pequeños” toman las riendas y dan lecciones a los “grandes” sobre sostenibilidad y apuesta por el futuro.

Elvira Jiménez, campaña Mercados Pesqueros