Hoy se celebra la tercera edición del "Global Frackdown", una iniciativa internacional para prohibir la fractura hidráulica en todo el mundo. Como se ha demostrado en los países donde se desarrolla esta técnica (para extraer gas natural principalmente), los riegos y consecuencias que conlleva son inasumibles desde el punto de vista ambiental, social y económico.

Tras agotar los yacimientos en los EEUU, la industria del fracking está tratando de vender su técnica y las falsas esperanzas de independencia energética al viejo continente. Sin embargo, la fuerte oposición social que está teniendo en toda Europa está haciendo que la industria tenga que replantear su estrategia. Usando a políticos y Gobiernos intentan asentarse en Europa con escaso éxito: Francia y Bulgaria lo han prohibido ya, y otros como Alemania, Suiza o Austria tienen moratorias mientras logran quitarse de encima la presión de la industria. Sin embargo el Gobierno de España, siempre a contracorriente, ha hecho una apuesta por el fracking.

De momento solo Reino Unido y Polonia han comenzado a realizar sondeos. Pero a la luz del poco éxito del "canto de sirenas" de la industria del fracking, el gobierno de los EEUU ha tenido que echar una mano. Actualmente está intentando cerrar un acuerdo comercial con la Unión Europea mediante la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (TTIP, en inglés) para favorer el comercio entre los dos continentes, pero a costa de reducir la protección y los derechos de los ciudadanos. Así se produciría una pérdida de legislación ambiental yendo en contra del principio de precaución y siempre en beneficio de la economía y la industria. Claramente lo que necesitan y piden los defensores del fracking.

En definitiva el "Global frackdown" deberá servir para poner sobre aviso a toda la ciudadanía europea y mundial sobre el peligro que supone seguir en manos del oligopolio energético basado en fuente sucias y contaminantes. Es la hora decir "Fracking NO". Ni aquí ni en ningún lugar.