Llevo varias semanas leyendo mails y siguiendo a los compañeros y compañeras a bordo del Rainbow Warrior que se encuentran en el Pacífico, cerca de Japón. No están allí por la energía nuclear, ni las ballenas, ni por el tsunami, están allí por los dugones.



El dugón es el sirenio actual de tamaño más pequeño, y es el único representante de su género, y lamentablemente esta en peligro de extinción. Comúnmente se las conoce como vacas marinas. Greenpeace quiere proteger un rico ecosistema que es el hogar de los dugongos japoneses, pero al Rainbow Warrior las autoridades japonesas no le han dejado llegar hasta allí para unirse a los activistas que protestan contra la construcción de unas pistas de aterrizaje para una base militar estadounidense en la Bahía de Oura, Okinawa.

Greenpeace ha hallado nuevas pruebas tras hacer varias investigaciones submarinas que revelan que existen extensas zonas de alimentación sobre lechos de algas a solo 3 kilómetros de Oura Bay, la zona que quieren construir. Es triste contar que ya alrededor de la zona de exclusión la construcción ha comenzado y grandes bloques de hormigón han aplastado los arrecifes de coral.

 

Esta bahía amenazada, no solo es la zona de alimentación más grande para los dugongos, sino que también es el hogar de 5.300 especies, 262 de las cuales están en peligro de extinción, como la tortuga boba, los peces payaso, y el dugongo japonés. El rico ecosistema de esta bahía está en riesgo de colapso a menos que el gobierno detenga inmediatamente la construcción de unas pistas de aterrizaje para una base militar estadounidense  y cree una Reserva Marina que proteja este rico patrimonio.

La gente que vive en Okinawa llevan protestando 19 años para evitar la presencia militar. En la actualidad el 80 % de la población de la zona está en contra de la construcción de la base en Oura Bay, y el gobernador local, elegido por su oposición pública a la base militar, ha tratado de bloquear la construcción a través de un proceso de apelación. Sin embargo, sus esfuerzos para detener la construcción han revocados por el gobierno japonés. Esto ha desatado fuertes protestas de la población de la zona - muchos de ellos ancianos- que se han manifestado en la puerta de la base poniendo sus cuerpos en las líneas de las excavadoras.

Ya en 2005 un hombre de la localidad de 84 años de edad, nos decía: "Sabemos a ciencia cierta, que la construcción de la base aérea no es lo que hay que hacer. Hay un montón de criaturas marinas que apoyan nuestra vida aquí. Siempre apreciamos la riqueza de la vida marina: tenemos moluscos, pulpos y algas  que sirven de alimento de muchas especies, entre ellas el dugón. Si se construye la base, no habrá futuro para nuestros hijos. No podemos permitir que todo esto desaparezca".

Greenpeace va a usar todas las herramientas posibles para llegar con el Rainbow Warrior a la bahía y apoyar a las comunidades locales, que llevan pidiendo más de diez años, la paralización de la ampliación de la base militar y que se construya una Reserva Marina que proteja a los dugongos entre otras muchas especies de la zona.