Hariansyah, Aidil y Muslim, tienen tez morena y rasgos asiáticos. Son indonesios, pero hoy están en Barcelona. Aunque su escenario de trabajo habitual son las selvas y comunidades locales del centro y sur de Sumatra, hoy les toca estar de gira por Europa.

La Red Ambiental Europea del Papel (European Environmental  Paper Network) ha organizado su viaje, por más de 9 ciudades europeas: Berlin, Londres, Bruselas, Roma, Barcelona... Por su conocimiento de la realidad de este país, en especial los problemas generados por la industria papelera, en estos momentos tienen una apretada agenda de reuniones y conferencias con la industria, el público y las administraciones públicas de Europa. Llevan años trabajando en organizaciones como WALHI o Jikalahari, en la Isla de Sumatra, donde desde 1986 la empresa Asia Pulp & Paper ha convertido un millón de hectáreas de selva tropical en pasta de papel, algo que es necesario que conozcan los clientes de esta papelera en Europa.

Ayer estuvieron en Cataluña, donde un nutrido grupo de empresas de artes gráficas y packaging juegan al ratón y al gato con Greenpeace desde hace unos años. Sabemos que son clientes de Asia Pulp & Paper, pero lo niegan, o lo minimizan, o lo disimulan. Los tres activistas de Indonesia estuvieron ayer en la sede del Gremi de Industria y Comunicación Gráfica de Catalunya, un escenario ideal para hablar de este problema. Los responsables del Gremi, todo hay que decirlo, han sido muy valientes.

Si los problemas actuales son graves, lo peor podría estar por llegar. Asia Pulp & Paper proyecta una nueva fábrica en el sur de la isla de Sumatra, donde quedan todavía valiosos bosques de alto valor para la conservación y donde no hay superficie suficiente de plantaciones para cubrir la demanda de madera que tendrá esta nueva fábrica de pasta de papel. Esta fábrica produciría entre 1,5 y 2,0 millones de toneladas anuales de pasta, constituyéndose en la mayor fábrica del mundo. Nuestros tres amigos están pidiendo a la Unión Europea y a las instituciones financieras que impidan que esta fábrica tenga apoyo internacional. Si no se les escucha, los conflictos sociales y ambientales de esta nueva fábrica se prolongarán durante décadas.

Miguel Ángel Soto (@NanquiSoto), responsable de la campaña de Bosques de Greenpeace