En el último año, muchos habéis ayudado a Greenpeace a pedir a OSPAR (Convenio Oslo-París) que se comprometa con la protección del Ártico. Desde que empezamos a trabajar para conseguir que OSPAR protegiera un área alrededor del Polo Norte, más o menos del tamaño del Reino Unido, lo que fue inicialmente propuesto por WWF, la presión ha ido en aumento en los países que son parte de la negociación. Y la presión no ha sido en balde.



En la última reunión de OSPAR en Gotemburgo, el pasado febrero, OSPAR concluyó formalmente que existen razones científicas válidas para defender esta zona única en la cima del mundo. Esto significa que, en principio, ha quedado en manos de los políticos que hagan su trabajo y garanticen que la zona se protege de la pesca destructiva y otras industrias que avanzan por el deshielo, consecuencia del cambio climático.

Este fue un paso importante y significa que se será difícil, para quienes bloquean el proceso como Dinamarca o Noruega, justificar que no hay necesidad de actuar. Por desgracia, todos sabemos que los políticos son, en general, bastante buenos ignorando la ciencia y, como tal, no hay ninguna garantía de que OSPAR siga el camino de la protección del Ártico.

El Grupo de Coordinación de OSPAR se va a reunir esta semana. Lógicamente, deberán trasladar la discusión a la reunión anual de OSPAR en junio, pero hay un riesgo real de que quienes quieren bloquear el proceso hagan todo lo posible para dejar de lado la discusión con el argumento de que hay que trabajar en colaboración con el Consejo Ártico. Esto, en el papel, parece tener sentido. Las cuestiones del Ártico tienen que ser discutidas en el entorno del Consejo Ártico, ¿verdad?  El problema es que el Consejo Ártico ha demostrado de forma continua que, en el mejor de los casos, es muy lento, y, en el peor, llegan a acuerdos donde el único impacto es que los países afirman que han hecho un trato y pasan a otra maniobra de greenwashing (lavado ecológico).

Incluso la actual presidencia del Consejo del Ártico, los Estados Unidos, no siguió los procesos del Consejo, cuando se tomó la iniciativa de establecer una moratoria sobre la pesca en el Océano Ártico central. Así que, si la presidencia de la organización no cree que los procesos funcionen con suficiente rapidez, entonces ¿por qué deberíamos hacerlo nosotros? Nuestro mejor análisis es que un mecanismo similar en el Consejo Ártico, con suerte, necesitará 10 o 15 años antes de que se pueda aplicar.

OSPAR vuelve a demostrar que puede tomar decisiones difíciles y ambiciosas para proteger nuestros océanos de actividades industriales destructivas. A veces, es una decisión impopular entre los que parecen tener poca preocupación por el futuro de nuestros océanos, pero, a veces, hay que tomar decisiones audaces. Por ello, es importante que los miembros de OSPAR, que han hablado a favor de la protección del Ártico, y en particular, Alemania, Francia, España, Países Bajos, Suecia, Finlandia y la Unión Europea, no vacilen en este momento crucial e insistan en su objetivo de designar un área protegida en las aguas internacionales del Ártico.

La ciencia es clara, ahora les toca actuar a estos países. ¡OSPAR debe proteger el Ártico!

¿Qué puedes hacer tú?

- ¡Firma la petición por el Ártico! Queda mucho camino para lograr proteger todo el Ártico. ¡Necesitamos tu apoyo!