La Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras (APBA), que depende del Ministerio de Fomento, quiere ampliar a toda costa el puerto de Tarifa. Puerto que se sitúa en pleno Parque Natural del Estrecho y en una de las zonas más importantes del mundo por su biodiversidad marina, ya que es aquí donde se mezclan las cálidas aguas del Mediterráneo con las frías aguas del Atlántico. Por eso el Estrecho de Gibraltar está protegido por la UE y es Reserva Mundial de la Biosfera.
La APBA pretende convertir, desde hace mucho tiempo, este privilegiado entorno en una barrio más del vecino Algeciras promoviendo un megapuerto que ocuparía la misma extensión que el casco histórico de Tarifa. Y, aunque la autorización ambiental del puerto está en manos del Ministerio de Medio Ambiente, sigue con su estrategia de presión y promoción de la ampliación, metiendo más barcos en el actual puerto de Tarifa para así argumentar “no nos caben más barcos, por tanto, necesitamos más hormigón en el Estrecho”. Este octubre pretende inaugurar una nueva línea de fast-ferrys entre Tarifa y Tánger.
Pero, ¿es necesaria esta nueva línea? Precisamente los últimos datos sobre el tráfico de pasajeros en el Estrecho, al cierre de la Operación Paso del Estrecho (OPE) de 2010 señalan que se ha vuelto a producir un descenso significativo de pasajeros entre España y Marruecos (en torno al 11%), y específicamente en el puerto de Tarifa (un descenso del 17,8% con respecto a 2009).
Y precisamente, es en el Estrecho por donde cruzan más de 100.000 barcos al año y donde a pesar de la intensa actividad humana viven, se alimentan y reproducen ballenas y delfines. Curioso sitio para vivir, pero como decíamos las condiciones oceanográficas son tan buenas que les merece la pena morar en estas aguas.
En 2006, debido a las numerosas colisiones detectadas por el tráfico marítimo en el Estrecho, la Dirección General de la Marina Mercante, dependiente también del Ministerio de Fomento, conjuntamente con el Ministerio de Medio Ambiente y el Ministerio de Defensa, establecieron la primera zona de protección de cetáceos, cerca de la entrada del puerto Tánger Med, instando a los barcos que cruzan el Estrecho a reducir su velocidad a 13 nudos y así evitar que las hélices maten principalmente a cachalotes o calderones. La idea fue tan buena que incluso la Comisión Ballenera Internacional la aplaudió, ya que los fast-ferrys cruzan a casi 40 nudos por estas aguas.
En muy pocos casos se está cumpliendo esta recomendación y tanto el Ministerio de Medio Ambiente como el de Fomento permanecen impasibles. La ampliación no está justificada y de hecho el Ministerio de Fomento, no impide que se inaugure la línea sin autorización previa, ni administrativa ni ambiental. Por otra parte, el Ministerio de Medio Ambiente debería exigir a la APBA un un Plan Director de Infraestructuras requerido que evalúe de forma global el impacto que la ampliación del puerto ejerce sobre el tráfico marítimo, sobre la construcción de la autovía entre Tarifa y Algeciras y sobre el Parque Natural del Estrecho.
Estamos en el año de la Biodiversidad y este es un nuevo ejemplo de la traducción de las políticas de conservación en hechos reales. Por cierto, muchos de estos cetáceos, como las orcas, además de tener que esquivar a los fast-ferrys en Estrecho, ven impasibles como cada vez tienen menos atún rojo para comer en estas aguas, su principal alimento.
Pilar Marcos, responsable de la campaña de Costas de Greenpeace