Acabo de llegar a Durban (Sudáfrica), justo a tiempo para el pistoletazo de salida de la cumbre climática de Naciones Unidas que empieza el próximo lunes.
Un grupo de voluntarios y activistas de Greenpeace han izado hoy un gran molino de viento para dar la bienvenida a los delegados que van llegando a la ciudad y transmitirles todo el simbolismo de esta imagen que debe acompañarles durante las dos semanas de negociación que tienen por delante. El molino simboliza las tecnologías limpias que tenemos al alcance para frenar el cambio climático, pero también el nuevo modelo energético que nos ayudará a reactivar la economía en países como España y a generalizar el acceso al suministro eléctrico, algo esencial para el continente en el que estamos que, además, es uno de los que sufre los mayores impactos de la crisis climática.
La reunión de este año tiene dos grandes retos: asegurar la continuación del Protocolo de Kioto (cuya vigencia finaliza en 2012) y sentar las bases de un acuerdo climático global en el que se incluyan los principales emisores. No es tarea fácil, pero este es el momento y el lugar para hacerlo.
Es cierto que este proceso se mueve muy lentamente, demasiado, pero esto se debe en gran parte a las presiones de la industria más sucia, no a que éste no sea el foro adecuado para la negociación climática internacional. De hecho, no hay otro foro como el de Naciones Unidas para dar voz a los países más vulnerables. Mama Konaté es natural de uno de estos países, Mali, y quizás por esto ha sido uno de los principales defensores de este proceso y ha destacado por su empeño y capacidad de mediación para hacerlo avanzar.
Yo le conocí en Barcelona, justo antes de la cumbre climática de Copenhague, en 2009, cuando me asomaba por primera vez a la negociación climática de Naciones Unidas. El destino me ha llevado a coincidir con Mama Konaté en todas las reuniones y a intercambiar siempre algunas palabras esperando un café, en medio de algún pasillo o en la cola del autobús. La última vez que le vi fue el pasado mes de octubre, en Panamá. Como siempre, nos despedimos con un “à la prochaine” sin saber que no habría una próxima ocasión...
Mama Konaté murió a principios de noviembre. Vamos a echarle de menos, pero los que, como yo, entendimos cómo hacer funcionar este proceso viéndole trabajar hemos quedado marcados para siempre por la energía que desprenden los que, como él, trabajan en algo que les apasiona y por el convencimiento de que incluso el camino más largo se llega a andar paso a paso, poniendo primero un pié y el otro después.
Hoy, mientras una parte del equipo de Greenpeace desplazado a la COP17 iza el molino, los que seguimos la negociación política nos vamos al centro de convenciones con un mismo mensaje para los delegados: Tenemos las tecnologías limpias necesarias para frenar el cambio climático, podemos evitar sus peores impactos, pero para ello es necesario dejar de priorizar los intereses de la industria más contaminante y apostar por el clima y la economía de todos.
El camino hacia la energía del futuro ya ha empezado, en sus manos está que sigamos avanzando paso a paso.
En Durban, Aida Vila Rovira (@Aidavilar), campaña de cambio climático de Greenpeace
Demandas de Greenpeace para la cumbre climática de Durban
Vídeo de la acción del molino (en inglés)
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