Querid@s amig@s,

Después de casi diez años llevando el timón de esta gran organización, ha llegado el momento de decir adiós. Lo digo con la pena de quien sabe el valor de lo que deja, y con la satisfacción de poder mirar  todo que hemos hecho en estos años y poder decir: ha merecido la pena. También con la curiosidad, casi infantil, de quien elige andar nuevos caminos.

Greenpeace ha alcanzado en estos años unos niveles formidables de penetración en la sociedad española, y eso ha sido posible gracias a toda nuestra gente. Las casi 105.000 personas que cada día nos apoyan, y que hacen posible esta organización, es casi un milagro. Moviendo la máquina hay un equipo de trabajadores motivado, capaces de navegar en medio de los temporales más severos. Qué decir del equipo de activistas, que se juegan la vida por defender esta Tierra nuestra tan maltratada, sin otra recompensa que saber que están haciendo lo imposible. Y cada uno de los voluntarios, y las voluntarias, dando impulso en la calle a nuestras campañas. Tampoco me olvido del Consejo, ni de la Junta, ocupados siempre tareas tan importantes como ingratas. Aunque, una vez más lo digo, mi admiración más especial va para los chicos y chicas que en la calle dan la cara por la organización cada día. A todos : ha sido un lujo trabajar con vosotros.

Siempre he pensado que la Dirección de Greenpeace es un puesto muy importante. En estos años he aportado toda mi energía y dedicación a esa tarea. No hubo un minuto en el que no tuviera la organización en la cabeza, ni problema al que no le haya plantado cara. Ahí están los resultados.  Por eso he querido dejar la organización en la mejor situación, y en el mejor momento  posible. Greenpeace está fuerte, saneada, y llena de vigor. Es ahora, entonces, el día para dejar paso. Creo firmemente que el liderazgo en las organizaciones debe mostrarse sabiendo dejar el paso libre cuando llega el momento. Aunque la ausencia pueda generar cierta sensación de vacío, las organizaciones muestran su fortaleza precisamente en su capacidad de regeneración, renovación e innovación.

Los que me conocéis bien sabéis que la innovación ha sido uno de  mis principales caballos de batalla. En un mundo hostil como en el que nos movemos, sólo estando siempre en la primera línea seremos capaces de hacer llegar el mensaje ecologista. Lo estáis haciendo. No lo dejéis.

La crisis ecológica es muy profunda. Esto no se arregla fácilmente con pequeñas acciones individuales. Por importantes que sean éstas, la destrucción ecológica está motivada por un sistema atroz que pone el beneficio económico por delante de cualquier otra consideración. Es necesaria la acción y la movilización colectiva contra los poderes que económicos y políticos que impiden el avance. Estoy convencido de que la lucha pacífica de Greenpeace es imprescindible como catalizador del cambio, y de que está concienciando a millones de personas sobre las raíces de esta crisis. Los cambios necesarios deben ser profundos y serán difíciles. La represión que sufren nuestras acciones en los últimos tiempos son síntoma de que estamos acertando en el objetivo, pero que el sistema perseguirá sin tregua  a los disidentes.

La defensa de la Tierra merece la pena. En mis próximas aventuras seguiré defendiendo los mismos principios que me han movido hasta aquí.

Muchas gracias amig@s por estos años,  y nos vemos en el camino.

Juan López de Uralde, director de Greenpeace España