Ha pasado casi un año del accidente nuclear en Fukushima, y según los planes del Gobierno japonés, y de la compañía propietaria TEPCO, el desmantelamiento de los reactores tardará por lo menos 40 años; primero las barras de combustible para 2015, diez años más para la reparación de las fugas, y 30 años más para extraer el combustible derretido de los reactores.
El desmantelamiento de una nuclear que no ha sufrido una fusión es mas corto y muchísimo mas seguro, en España tenemos el ejemplo de la nuclear de Zorita (Guadalajara). Desde el año 2006, que dejo de producir electricidad, hasta 2009 se ha estado construyendo su Almacén Temporal Individual (ATI) de residuos nucleares, evacuando el combustible, y desde entonces hasta 2015 completará el desmantelamiento. Son casi 10 años de trabajo, pero no se han contaminado miles y miles de hectáreas, ni hay cientos de miles de desplazados.
En Garoña, cuya continuidad promueve el Gobierno, se generaría más empleo cerrándola que manteniéndola operativa. Además las personas y empresas que ha solicitado las ayudas destinadas a la generación de empleo y reactivación de la economía de la zona que detallan en la resolución de 16 de noviembre de 2010, de la Secretaría General de Industria, se perderían.
En Fukushima hay que desmantelar por obligación, en Burgos hay que hacerlo por el empleo, por la reactivación económica, y por la seguridad de las personas y el medio ambiente.
Por Raquel Montón (@raquelmonton), responsable de la campaña Nuclear de Greenpeace España.