Se espera que tanto el Black Friday como el Cyber Monday generen miles de millones de dólares en ventas de ropa y otros productos este año. Pero esta locura de compras genera inmensas cantidades de basura. Es decir, son malas noticias para el medio ambiente.



En lugar de perseguir a las presas en la selva como lo hicieron nuestros antepasados, perseguimos la ropa de ganga que parece una buena oferta. Basta con mirar las escenas que suceden cada año en los centros comerciales de Estados Unidos el último viernes de noviembre, donde hay gente que hace colas durante horas en las puertas de las tiendas. Se puede decir que el “Black Friday” (en español, Viernes Negro) merece su nombre: Cada año decenas de personas son aplastadas, llegando incluso a morir como ya ha sucedido años anteriores.

El Black Friday, al que le sigue el Cyber Monday, está destinado a marcar el comienzo de la temporada de grandes compras, cuando la gente empieza a comprar los regalos de Navidad. Ambos días presentan enormes descuentos de precios y ofertas especiales para despertar un sentimiento de urgencia y una "oportunidad excepcional" para los consumidores, tirando los precios, desencadenando altos volúmenes de compras compulsivas y, como resultado, provocando el consumo excesivo de bienes innecesarios.

Debido a que es tan barata, la moda rápida es una de las categorías de productos más vendida en Black Friday. Muchas marcas de moda y grandes distribuidores de ropa se suben al carro. Aunque es difícil resistirse a la fascinación de tener la última prenda “que no puedes no tener”, la investigación sobre consumo demuestra que el acto de comprar sólo nos aporta una breve sensación de emoción y no una recompensa duradera. Sin embargo, el impacto ambiental perdura y es demasiado real.



Greenpeace ha demostrado que la producción de ropa usa grandes cantidades de valiosísima agua dulce y que contamina ríos y mares con sustancias tóxicas, mucho antes de que llegue a nuestros armarios. Además estamos comprando y desechando ropa a un ritmo mucho mayor del que puede soportar nuestro planeta. Los grandes distribuidores de moda han acelerado los ciclos de las tendencias desde los años 80, incrementando la velocidad a la que usamos y tiramos nuestra ropa. De hecho, el ciclo de vida de los productos de consumo se ha reducido a la mitad entre 1992 y 2002. Un informe reciente muestra que en Hong Kong se desecha el equivalente a 1400 camisetas al minuto. Las tendencias de hoy son la basura de mañana.

Nos han dicho que la ropa se puede reciclar, pero los mercados de segunda mano están sobrecargados con ropa no deseada. La investigación de Greenpeace ha sacado a la luz que, a día de hoy, no hay disponible información exhaustiva sobre residuos textiles. Sin embargo, sí que sabemos que en la UE se generan entre 1,5 y 2 millones de toneladas de ropa usada al año. De eso, solo un 10-12%, la de mejor calidad, será revendida y la mayor parte del resto se exportará a países del Sur Global. Algunos países del Este de África, que actualmente importan ropa usada de Europa y de Estados Unidos, están considerando aplicar restricciones para proteger sus mercados locales.

Debido a los crecientes volúmenes de ropa barata y de baja calidad, el sistema de ropa de segunda mano está al borde del colapso. Las soluciones técnicas de reciclado para generar nuevas fibras de la ropa usada está lejos Aunque hay mucho interés por parte de las marcas de moda y diseñadores y mucha investigación prometedora, ninguna de estas tecnologías son comercialmente viables en este punto. Esto significa que cada prenda que compramos acabará convirtiéndose en residuo y será quemada en una incineradora o enviada a un vertedero.

La única solución es reducir nuestros niveles de consumo. Esto es tan fácil como darnos un respiro en el Black Friday y participar en el Día Sin Compras. Este día simbólico invita a dejar de comprar por un día y reflexionar sobre qué es lo que realmente necesitamos. Greenpeace apoya el mensaje del Día Sin Compras y pide al sector de la moda rápida que se tome un “tiempo muerto”. Es el momento de desechar la mentalidad de “usar y tirar” y repensar qué necesitamos en nuestros armarios en vez de hacer cola para adquirir la próxima prenda de ropa barata. Podemos usar la ropa más tiempo, cuidarla, repararla, reformarla e intercambiarla con tus amigos o dársela. Es tiempo de que las marcas de moda se reinventen a sí mismas y diseñen ropa que realmente necesitemos y que disfrutemos vistiendo un diseño de mejor calidad, durabilidad y que se pueda reutilizar.

Esta es la única manera de hacer moda para el futuro. ¡Feliz Día sin compras! :-)

Traducción y adaptación de Sara del Río, campaigner de tóxicos de Greenpeace