En la siguiente parada de la expedición ártica hemos visitado a una familia Sami y sus renos, y hemos tenido la suerte de compartir cena y charla con Henri y Ulla, ambos Samis, en una cabaña de pescadores, al lado de un río aún helado. Nos pudieron explicar costumbres y leyendas y Ulla nos emocionó con sus Joijk (canciones identitarias Samis).



Y de Utsjoski hemos puesto rumbo al océano ártico. Hemos subido a una neumática, con unos monos térmicos e impermeables con los que apenas nos podíamos mover,  y hemos ido a una velocidad considerable. Como mujer de agua que soy  ha sido todo un privilegio, ¡¡¡solo pensar que hemos estado en aguas árticas tan cerca del Polo Norte!!!
Nunca pensé que llegaría a estar tan al norte, y además en el agua...

La belleza oscura y fría de estas aguas es algo único. A pesar de que hacia frío, no era para nada el frío que deberíamos haber sentido, y eso es preocupante.



La belleza de los fiordos formados en la edad de hielo, es algo que forma parte de la vida y naturaleza de este planeta. Se conservaba este entorno gracias al intenso frío y a las heladas, cuando la actividad industrial no existía, como tampoco existían los intereses económicos en torno al petróleo, ni nada que pudiera dañar el ritmo natural del planeta...

¿Qué es lo que estamos haciendo y qué podemos hacer para frenarlo?
Nuestro planeta tiene vida, y dependemos de él. Y a su vez él está en nuestras manos... Y si el Ártico tiene fiebre lo tenemos que curar.

Post escrito por Gemma Mengual, medallista y nadadora de sincronizada
Fotos de Pedro Armestre

¿Qué puedes hacer tú?
- Ayúdanos a ser más, tenemos el reto de conseguir 500.000 firmas con esta expedición de mujeres para tener más voz para salvar el Ártico.