La contaminación del aire por la quema del carbón viaja cruzando las fronteras causando impactos en nuestra salud y en la de nuestros vecinos de otros países. Sin duda la eliminación del uso del carbón en la UE traería enormes beneficios para todos los ciudadanos del continente. Esto es lo que revela un nuevo informe en el que han participado expertos de Greenpeace y que fue publicado ayer por la Alianza para la Salud y el Medio Ambiente (HEAL), la Oficina de Política Europea de WWF, Sandbag y la Climate Action Network (CAN), que es la mayor coalición europea que trabaja en temas de clima y energía, con más de 130 organizaciones, de la que Greenpeace forma parte.

Mapa de contaminación de las centrales de carbón europeas

El informe, 'La nube negra sobre Europa: efectos de la quema de carbón sobre la salud y la economía de la UE)', analiza los efectos de la contaminación del aire por las centrales térmicas de carbón de la UE (incluidas las del Reino Unido) para las que se tienen datos (257 de 280). Revela que en 2013 las emisiones de estas térmicas fueron responsables de más 22.900 muertes prematuras, decenas de miles de impactos en la salud, como enfermedades del corazón, los pulmones, el cerebro o el desarrollo fetal, y de cerca de 62,3 millones de euros en costes de salud.

Mapa de contaminación de las centrales de carbón europeas


Según el informe, publicado en España por WWF (link para descarga), los países con térmicas de carbón que más contribuyeron en 2013 con muertes prematuras y enfermedades en otros países fueron Polonia, Alemania, el Reino Unido, Rumania, Bulgaria, España y la República Checa. España es el sexto país de la UE en responsabilidad por muertes prematuras en otros países además de estar entre los países de la UE donde los ciudadanos han sufrido los mayores impactos en la salud por la quema del carbón.

Y es que en España tenemos 3 térmicas dentro del ranking de las 30 teŕmicas más contaminantes de Europa, estas son: As pontes en A Coruña,  Litoral en Carboneras (Almería) y Aboño en Gijón (Asturias), las dos primeras propiedad de Endesa y la última de Hidroeléctrica del Cantábrico. Y la térmica de Andorra, en Teruel, también propiedad de Endesa-ENEL, que está entre las top ten de térmicas europeas con mayores emisiones de dióxido de azufre.

Con esto, las centrales térmicas situadas en España son responsables de 1.530 casos de muertes prematuras en 2013 en Francia, Italia, Portugal, Bélgica, Alemania, Grecia, Holanda, Polonia, Reino Unido y otros países europeos y no europeos, incluyendo los 840 casos que nuestras térmicas provocan dentro de nuestro propio país.

Gráfica de muertes prematuras por el carbón.

Asusta cargar con esta responsabilidad y más asusta porque si esto son datos de 2013, en España el uso del carbón ha aumentado en los dos últimos años, en concreto en 2015 un 23% respecto a 2014, luego estos datos ahora son todavía más graves.

Y así mientras en países como Portugal, Austria, Reino Unido y Finlandia se ha definido para los próximos años el abandono del carbón, sumándose a los que ya han dejado de hacerlo (Bélgica, Chipre, Estonia, Letonia, Lituania, Luxemburgo y Malta) aquí seguimos peleándonos y buscando los huecos legales para financiar su quema y la extracción con dinero público y no poniendo tampoco ningún límite al aumento del carbón de importación.

Por su lado, Reino Unido fue responsable de 1.350 muertes prematuras por sus térmicas de carbón repartidas entre Francia, Alemania, Holanda  y Bélgica.Con estos datos cabe esperar que independientemente de la posición geopolítica en la que se encuentren, deben de priorizar su responsabilidad con sus vecinos europeos y garantizar unas políticas nacionales climáticas y energéticas hacia un sistema energético basado al 100% en energías renovables.

Estos datos refuerzan los del informe sobre energía y contaminación del aire que publicó el pasado 27 de junio la Agencia Internacional de la Energía, donde subraya la urgencia de  acelerar la transición a un modelo energético limpio si queremos evitar millones de muertes prematuras en todo el mundo y también los de la Organización Mundial de la Salud, que estima que 3 millones de personas mueren cada año por contaminación atmosférica producida por la quema de combustibles fósiles.

La quema del carbón es algo que nos afecta a todos y es nuestra responsabilidad exigir que se ponga en valor nuestra salud y la de nuestro vecinos. Debemos exigir por ello la búsqueda de alternativas sostenibles en las cuencas mineras, el abandono total del uso del carbón para el año 2025 y que se cumplan los compromisos asumidos con el último acuerdo internacional del clima de París.

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