Imagen cedida por www.congoindependant.com

Floribert Chebeya, director de la organización de derechos humanos La Voix des Sans Voix (VSV), en la República Democrática del Congo, y veterano activista por los derechos humanos en este país, fue asesinado en este mes de junio. Su cadáver apareció con signos de violencia dentro de su automóvil. Su chófer desapareció. Chebeya ha sido durante años una importante figura de la sociedad civil congoleña, y una voz firme en la defensa pacífica de los derechos humanos y sociales de su población.

En 2006 su organización, VSV, organizó un seminario del que salió una petición conjunta de la población local y organizaciones de derechos humanos hacia el Gobierno. Denunciaban las prácticas ilegales de explotación de los bosques que estaban llevando a cabo empresas como SIFORCO, una filial del grupo suizo-alemán Danzer, y TransM. Después de aquello, las empresas contra-atacaron con una denuncia a los firmantes por injurias. El proceso está todavía sin resolver en los tribunales del país. Parece que con estos hechos ha querido acallarse una voz peligrosa.

Toda la comunidad de defensores de los derechos humanos y del medio ambiente en este castigado país se ha sumado a la condena por el asesinato de Floribert Chibeya, incluyendo a Greenpeace África. Nosotros queremos sumarnos a esa condena y a las condolencias a las familias.

La República Democrática del Congo (RDC) está emergiendo desde mediados de la pasada década de un conflicto interno devastador. De acuerdo a las organizaciones humanitarias, desde 1998 y hasta el final del conflicto murieron más de 4 millones de personas debido a la violencia, el desplazamiento forzado, las epidemias y el hambre. Es el mayor número de víctimas en un solo conflicto desde la II Guerra Mundial.

En este conflicto tuvieron un papel importantísimo los recursos naturales: diversos grupos armados, y países vecinos, luchaban para controlar –y se financiaban con- los inmensos recursos naturales del país: oro, diamantes, coltán… Hoy, la guerra sigue en el este de la RDC, y las organizaciones de derechos humanos siguen denunciando que el control de esos recursos es el motor de la guerra.

El resto del país afronta un proceso de paz muy difícil que cuenta con apoyo internacional. Pero incluso en paz, y como se ve con este caso, los recursos pueden ser una maldición si, en lugar de regular la forma de explotarlos de manera justa y sostenible, se dejan en manos de intereses que sólo buscan el beneficio de corto plazo. Si la RDC, que cumple 50 años de independencia, quiere ser de verdad independiente y democrática, necesita voces como la de Chebeya que se alcen en defensa de los más vulnerables y del medio ambiente.

Mabel González Bustelo, responsable de la campaña de Conflictos y Medio Ambiente