Desde  que Junichi y Toru fueron arrestados en 2008 por revelar el escándalo sobre el blanqueo de carne de ballena, que sacudió a la industria ballenera japonesa - más de medio millón de personas han pedido justicia para estos dos activistas de Greenpeace. Desde Greenpeace os damos a todos y todas las gracias por ayudarnos.

Después de que Junichi y Toru fueron arrestados - cerca de 300.000 personas han pedido a lo largo de estos meses su liberación inmediata y exigido que la investigación oficial se reabra. Unas 85.000  personas, que se oponen a la caza de ballenas en el Santuario de la Antártida, han llegado incluso a autoinculparse exigiendo su detención para ayudar a estos dos activistas de Greenpeace. Vosotros y vosotras le dijísteis a Japón que si arrestaba a aquellos que defienden las ballenas tendría mucha gente que arrestar alrededor del mundo.

Ayer el - el buque-factoría ballenero Japonés, el Nisshin Maru, regresó de la caza de ballenas en el la Antártida - todas estas firmas que se han ido recogiendo a lo largo de estos meses, se presentaron ayer ante el Comité Público en Japón. A estas numerosas firmas le acompañaba una solicitud para que el gobierno japonés reabra su investigación sobre la corrupción de la industria ballenera que los activistas de Greenpeace Junichi y Toru denunciaron.

Estamos destacando tanto el actual escándalo de la caza de ballenas de Japón en un santuario de ballenas reconocidos internacionalmente y el fracaso de la comunidad internacional para hacer frente a un comportamiento sin escrúpulos del Japón en la Comisión Ballenera Internacional.

Mientras que las cajas que contienen carne de ballena procedente de la caza “científica” de ballenas en el Santuario de la Antártida se descargaban en el puerto esta mañana, los activistas Junichi y Toru presentaban un recurso ante la Fiscalía de Japón instándola a que abra de nuevo la investigación que se realizó por Greenpeace en 2008 sobre la malversación de fondos dentro de la industria ballenera.

Ayer Junichi cuando entregó las firmas de apoyo declaró: "Nuestras alegaciones iniciales de malversación de fondos dentro del programa de caza de ballenas han sido repetidamente confirmadas por expertos de la industria. Es hora de que se juzguen y condenen el encubrimiento, las mentiras, la corrupción y el despilfarro de dinero de los contribuyentes”.

A pesar de que Japón sigue cazando ballenas en el Santuario de la Antártida y desde hace décadas obstaculiza las decisiones de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), los países clave en materia de conservación están proponiendo “recompensar” a Japón al negociar la reapertura de la caza de ballenas. Es suficiente e indignante. Ha llegado el momento de que el primer ministro japonés Hatoyama cumpla sus promesas electorales y ponga fin a la corrupción y los daños a la reputación de Japón, garantizando que ésta ha sido el último viaje de la flota ballenera a la Antártida.

Esperamos que el Gobierno de Japón oiga a más medio millón de voces, que juzguen a quienes cazan las ballenas y no a quienes las defienden.  Muchas gracias a cada uno de vosotros y vosotras por seguir apoyando a Junichi y Toru.

Celia Ojeda, responsable de la campaña de Océanos de Greenpeace