El cambio climático es una realidad incuestionable. Así se desprende, por ejemplo, del último informe sobre cambio climático publicado en Cataluña o del nuevo récord de mínimos detectado por el National Snow and Ice Data Centre británico en el hielo marítimo del Ártico, por poner dos ejemplos recientes. Cada nuevo dato científico que ve la luz confirma no solo la realidad de este fenómeno sino la urgencia con la que tenemos que actuar para frenarlo, sin embargo, algunos siguen empeñados en negar la evidencia.

Todos recordamos el enorme impacto mediático que tuvo, justo antes de la cumbre de Copenhague, el robo de correos electrónicos de algunos científicos de la Universidad de East Anglia (Reino Unido) y la utilización del contenido de los mismos como presuntas pruebas de la falta de rigor de los científicos que integran el Panel Intergubernamental de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (IPCC).

Este episodio, que se bautizó como “climategate”, ocupó los periódicos de todo el mundo y motivó el inicio de varias investigaciones independientes tras las cuales ya han concluido con los mismos resultados: el cambio climático es una realidad incuestionable y ninguno de los datos recogidos en los correos robados recoge datos que pongan en duda la afirmación anterior.

Según estas investigaciones, las “dudas” acerca de algunos datos científicos que fueron presentadas  como prueba de la falta de rigor de los científicos imputados son las dudas habituales en todo proceso científico y no pueden ser consideradas indicios de irregularidad. Tal como recogen las conclusiones de la tercera de las investigaciones realizadas entorno al “climategate”, publicadas recientemente:


  • La ciencia del clima requiere los niveles más elevados de honestidad y rigor y de la investigación realizada no se desprende que los científicos imputados hayan faltado a estos valores.

  • Ni en la parte del cuarto informe del IPCC (2007) destinada a la toma de decisiones de los líderes políticos mundiales ni en el resto del informe existen evidencias de ningún comportamiento que pueda poner en duda sus conclusiones.


Es, pues, la tercera vez que una investigación independiente sobre el “climategate” exonera a los científicos imputados. Tres de tres. Esto significa que pese a los daños irreparables que este episodio ha causado en los científicos imputados, su rigor profesional y la veracidad de la ciencia del clima están hoy fuera de toda duda. Una gran noticia que, sin embargo, no aparece publicada en los mismos periódicos que se hicieron eco del “climategate”... Algo está fallando aquí y no es la ciencia del clima.

 

Aída Vila, responsable de la campaña de Cambio Climático de Greenpeace.