Llevamos una semana hablando de la importancia de la etiqueta para los productos de pescado y nos hemos lanzado a la calle, cuál caza tendencias, para pescar algunos gazapos que nos tienen confundidas. Ahí van:



Unos filetes de bacalao. La verdad es que la etiqueta para este producto fresco cumple la normativa. ¡¡Bien!! Pero vamos a leer más allá. Ha sido capturado con redes de arrastre que no son nada sostenibles ya que destrozan los fondos marinos y generan muchos descartes. Además ha sido capturado en el Atlántico Noreste, es decir desde el Norte de la Península hasta casi Islandia. Deberían de decir una región del océano mucho más concreta. Y pese a que están en el mostrador de fresco, han sido descongelados.



Este berberecho mediano ha sido capturado por pesca extractiva, con rastras. Las rastras de manera controlada y bien gestionada son un arte de marisqueo. Aunque nos vuelven a indicar la zona de captura como “Atlántico Norte”, esto vuelve a ser una región muy grande y la etiqueta mejoraría si nos dijeran más concretamente la zona.





Estas puntillas, han sido capturadas con un arte de arrastre, nada sostenible, ya que se podían haber pescado con otro arte más sostenible como los trasmallos o el cerco. Y vienen nada más y nada menos que del Pacífico. El etiquetado esta vez también está completo, pero es evidente que no vienen de Andalucía, como yo imaginé cuando vi la bolsa antes de fijarme en nada más.



Aquí la famosa merluza gallega. ¡Además de oferta! Una persona que vaya a consumir, lo más probable es que solo se fije en el cartel grande. Sin embargo, esta que está bien etiquetada, nos dice que ha sido capturada en el Suroeste de Irlanda del Este… esto que yo sepa no es Galicia.





Y con los congelados pasa igual. Estos corazones de merluza tienen un certificado muy grande que pone “pesca sostenible certificada”. Y la verdad que hasta nos ubican en un mapa la zona de pesca. No es cercano, pero para un producto congelado pues la verdad que no estaría mal. Sin embargo, ¿por qué es sostenible? Buscando más información vemos que la merluza que nos comamos pueden ser de varias especies (y esto es importante porque no todas las poblaciones están en buen estado), y de hecho hasta con puntos suspensivos ¡a saber que más merluzas cayeron en la red! Y sí, la verdad es que los sedales y anzuelos, son sostenibles, pero no lo es el arrastre. No vale meter todo en el mismo saco, o caja. Además esta merluza viene de Namibia. Sí, como en los caladeros cercanos no se ha pescado de forma sostenible, de hecho en el Mediterráneo la merluza está sobreexplotada, los barcos se tienen que ir  lejos a pescar de la misma forma que ha dejado tras de sí poblaciones de peces mermadas. Y se vuelve a repetir la historia.





Aquí en las latas no es obligatorio casi decir nada. Solo lo que lleva. Sin embargo hay empresas que han comenzado a dar más información. Por ejemplo en estas latas, aunque cuesta verlo vemos que el atún ha sido capturado con anzuelo, pero también con cerco. El cerco para los atunes suele usar unos sistemas que hacen que se capturan otras especies (como tiburones, tortugas, atunes juveniles...). También esta lata nos crea dudas. Porque parece que el barco que capturó el atún se paseó por varios océanos, y no deja claro de dónde ni cómo ha sido capturado el que te vas a comer.

En conclusión, es mejor que elijas pescados de temporada y locales, diversifiques las especies que compras y preguntes por la procedencia y el arte de pesca de los pescados en tu pescadería, así iremos obligando a que el etiquetado sea mejor.