Donald Trump ha nombrado a Scott Pruitt como máximo responsable de la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA en sus siglas en inglés). Pruitt es un negacionista del cambio climático y un aliado de la industria de los combustibles fósiles y ahora estará al frente del principal puesto medioambiental de su administración. Donald Trump elimina así cualquier atisbo de su promesa de mantener una “mente abierta” sobre el cambio climático.

Scott Pruitt, al igual que el resto del desastroso equipo de Trump en temas de energía, comparte la filosofía sobre cambio climático del Presidente. Y al igual que Trump ha sido muy sincero opinando públicamente:


1. La ciencia sobre el cambio climático está “lejos de ser resuelta”

En la editorial de una revista conservadora de EEUU, Pruit criticó los esfuerzos del presidente Obama para reducir las emisiones en las centrales térmicas. Y afirmó que los científicos “siguen en desacuerdo” sobre la ciencia del cambio climático y que aquellos científicos que niegan el cambio climático ven vulnerado su derecho a “disentir”. 

Aunque estamos en 2016 y no deberíamos seguir diciendo esto, el cambio climático es real. 97% de los científicos http://climate.nasa.gov/scientific-consensus/ están de acuerdo en que la actividad humana y la dependencia de los combustibles fósiles están calentando nuestro planeta. Y aunque no “creas” en la ciencia, todos estamos sufriendo el impacto del cambio climático y más si Trump se niega a actuar durante su presidencia.

 

2. Si los “escépticos” del clima pueden ser procesados por fraude, también deberían ser procesados los “alarmistas”

 

En el tuit de arriba, Pruitt no se refiere a la igualdad en derechos frente a la ley de los “escépticos” del cambio climático. Por “escépticos” se refiere a las compañías petrolíferas como Exxon -que está bajo investigación en Nueva York y Massachusetts- porque durante décadas han promovido campañas para negar la ciencia del cambio climático después de que sus propios científicos descubrieran la verdad de los impactos en la década de los 70.

Por “alarmistas” se refiere a los millones de personas en todo el mundo -incluyendo los líderes mundiales excepto su nuevo jefe- que reconocen la ciencia del cambio climático y piden acciones para prevenir sus peores impactos.

Y por “procesar”, quiere decir que hará todo lo posible desde su puesto para que compañías como Exxon no tengan que rendir cuentas a la gente como tú y como yo por su papel en la crisis del clima. De hecho, es lo que él ha hecho con la Asociación de Procuradores Generales Republicanos que han ido bloqueando la investigación sobre Exxon durante todo el proceso.

 

3. Campaña contra los Estados que cumplen con el Plan de Energía Limpia de Obama

El plan de Energía Limpia del presidente Obama ha sido un sello distintivo de su legado climático, estableciendo el primer límite estatal para la contaminación por CO2 en las instalaciones energéticas existentes y tratando de reducir la contaminación un 30% sobre los niveles de 2005. La EPA de Obama estimó que los norteamericanos se ahorrarían miles de millones de dólares en costes sobre la salud y el clima para 2030.

Pruitt odiaba tanto este plan que demandó a la EPA -Agencia que ahora él dirigirá a partir del 17 de enero de 2017- para tratar de bloquearlo y alentó a otros Estados a unirse a la demanda.

 

Y a puertas cerradas, la cosa se pone peor

Las declaraciones públicas de Pruitt sobre clima y energía son por lo menos, frustrantes para cualquiera que entienda ciencia elemental. Pero lo que no ha dicho públicamente, es aún peor. 

En 2014, Pruitt fue descubierto en una alianza secreta con la industria del petróleo y el gas que tenía como objetivo derribar protecciones medioambientales. Los emails que fueron publicados por el New York Times muestran que Pruitt y otros fiscales generales republicanos colaboraban con corporaciones y grupos de presión para presentar demandas y desafiar regulaciones federales que iban desde el fracking hasta la contaminación del aire.

Una de esas personas involucradas en ese grupo de poder era Harold Hamm, el principal asesor de energía de Trump y Secretario General de la compañía de fracking más grande de Estados Unidos. Su empresa era la encargada de hacer fluir el petróleo proveniente del fracking en el oleoducto de Dakota y por supuesto, uno de los mayores defensores de esta infraestructura.

Mientras tanto, Pruitt ha recibido 318.496 dólares de la industria de combustibles fósiles desde 2002 como apoyo a su campaña, dejando así poco espacio a la imaginación de qué intereses defenderán cuando esté a la cabeza de la EPA. No serán ni la gente ni el medio ambiente.