El otro día participé en un debate sobre las renovables. La situación de crisis económica -argumenté— es a la vez causa y consecuencia de un modelo basado no solo en la especulación y el ladrillo, sino en el derroche de fuentes de energía caras y sucias, de las que, además, no disponemos. Pero la crisis presenta una oportunidad de transformar la economía.

En España podemos hacer esa transformación porque tenemos los recursos, las tecnologías y el tejido industrial. La propuesta que hace Greenpeace es apoyar las energías renovables, las redes inteligentes, el ahorro y la eficiencia energéticas para lograr una transformación integral del sistema energético, como estrategia para hacer frente al cambio climático y a la dependencia energética, y crear más empleos y de mayor calidad. Creemos que no invertir ahora en esa transformación nos saldrá mucho más caro a la larga y dejaremos escapar la oportunidad de liderar un cambio inevitable. Se trata de elegir entre estar en el bando ganador o en el perdedor.

En Greenpeace tenemos un proyecto que abarca no sólo la electricidad y el transporte, sino más amplio y global, con el que hemos demostrado, junto con el Consejo Europeo de Energías Renovables y la Agencia Aeroespacial Alemana, que no solo es posible reducir las emisiones de CO2 a escala mundial en la cantidad aconsejada por los científicos, sino que eso se haría a un menor coste que lo que significa seguir con este modelo energético.

Pero, para acotar mejor nuestras propuestas, nos centramos en los sectores mas demandantes de energía: producción de electricidad y transporte.

Y es que no tiene sentido seguir como hasta ahora. Algunos datos:

  •     Somos extremadamente dependientes de la importación de petróleo. El ministro Miguel Sebastián se lamentaba hace poco de que con los precios actuales que marca el petróleo la factura energética por las importaciones va a suponer a España este año cerca de 50.000 millones de euros, un 5% del PIB, y más que “todos los ingresos que España tiene por el turismo extranjero” o 45.000 millones de euros. Lamentablemente, la política de este Gobierno es la de mantener esa dependencia energética.

  •     España es muy vulnerable a las fluctuaciones del precio del petróleo porque importa la practica totalidad (99,8%). De hecho, la dependencia energética de España respecto al exterior es muy superior a la del conjunto de la UE, España importa el 75% de los recursos energéticos que consume.

  •     Y sin embargo, gracias a las renovables, somos exportadores netos de electricidad a Francia, Portugal y otros países con los que estamos conectados, según datos de la Red Eléctrica.

  •     La subida del petróleo en enero supuso, solo en pocos días, la misma cantidad de dinero que la totalidad de todos los apoyos a las fuentes de producción de electricidad que se acogen al régimen especial (o sea, renovables) del año pasado, unos 6.000 millones de euros.

  •     Mientras, seguimos abriendo las aguas españolas a exploraciones en profundidad en lugares muy vulnerables, que suponen riesgos para los sectores pesquero y turístico, pero que aportarían solo el 0,5% del petróleo que consumimos. Baste mencionar como advertencia que se dieron dieciséis vertidos de hidrocarburos en diez años tan solo en Tarragona.

  •     Además, España, no sólo sigue produciendo electricidad mediante la quema de carbón, tanto nacional como importado, sino que a finales de 2010 aprobó un Real Decreto -de dudosa compatibilidad con la legislación europea al respecto- que subvenciona el uso del carbón nacional, dando prioridad a la fuente energética más contaminante.


Hasta los más convencidos partidarios del sector petrolero, carbonero o nuclear admiten que esos recursos son limitados y algún día se terminarán. Pero el gran factor limitante va a ser el cambio climático. ¿Por qué no apostar por las renovables en todo el sistema energético, que aporten un empujón a la economía, además de flexibilidad e independencia energética? Otros países con instinto comercial como China –que, por ejemplo, está tomando el liderazgo en eólica y apostando por los coches eléctricos– ya lo están haciendo.

Sencillo ¿no?

Miren Gutiérrez, directora ejecutiva de Greenpeace España
(Publicado en Diario Vasco)