Un día como hoy, hace 29 años, el Rainbow Warrior tocaba fondo en el puerto de Auckland (Nueva Zelanda) tras la detonación de dos bombas colocadas por agentes de los servicios secretos franceses. El Rainbow se llevó a Fernando con él. Ambos estarán siempre en nuestro recuerdo.



Yo no estaba allí, pero recuerdo el shock tras conocer la noticia. Ese día Greenpeace supo, de primera mano, que nuestro trabajo toca fibras sensibles. Cuando se cuestiona al poder y a la autoridad, las reacciones pueden ser violentas e ... inesperadas. En cierto modo, el día del atentado señala el final de los días de la inocencia.

El atentado contra el Rainbow Warrior, así como el posterior el juicio a los agentes secretos es ya parte de la historia, al igual que lo es toda su vida llena de actividades y acciones pacíficas; de desafío a la común creencia de que "destruir el medio ambiente está muy bien si trae  crecimiento económico", de ser testigo de múltiples delitos ambientales en todo el mundo, de haber promovido la paz y empoderado a muchas personas a tomar medidas para asegurar el futuro del planeta y de las generaciones futuras. Los océanos del mundo, las ballenas, los delfines y los millones de personas han mantenido el primer Rainbow Warrior en sus corazones. Es un mito viviente.



Su sucesor no ha sido un mito menor. El Rainbow Warrior II, ha escrito su propia página de la historia reciente de la organización. Ha desafiado con éxito el sistema legal; ha denunciado  delitos ambientales en todo los océanos del mundo, jugó un papel clave en el empoderamiento de los movimientos y las comunidades locales para luchar por su medio ambiente y por la justicia, detuvo el vertido de residuos nucleares y desechos tóxicos, se plantó frente a los balleneros, luchó contra las energías sucias causantes del cambio climático. Después de 21 míticos años con Greenpeace, se retiró el 16 de agosto 2011.

Por cierto, también fue bombardeado, detenido, incautado y atacado en alta mar. Espero que esto no tenga nada que ver con el nombre.

Ahora, el nuevo Rainbow Warrior sigue navegando por los océanos. Y estamos orgullosos de que esté, en su nueva encarnación, en el Mediterráneo, por primera vez. La lucha para frenar el cambio climático, poniendo presión sobre los gobiernos y las empresas para detener nuestra dependencia mortal de los combustibles fósiles (o de las nucleares) han encontrado un nuevo símbolo en sus impresionantes velas que ya han empezado a mostrar "los dientes".



Mientras hablamos, el Rainbow Warrior recorre todo el Mediterráneo para proteger nuestro mar de las prospecciones petrolíferas en el mar. La crisis económica en el sur de Europa se ve por nuestros miopes dirigentes como una oportunidad para fortalecer aún más la dependencia energética del petróleo bombeado desde el fondo extremadamente frágil del anciano Mediterráneo.

Desde "El petróleo y el agua no se mezclan" (de pancartas utilizadas en acciones en el pasado) ahora nuestra demanda pasa por la necesidad de una revolución energética donde el petróleo (y el carbón y las nucleares y otros) no tienen cabida. Y esto es real. Y es un reto tan grande como lo ha sido cada viaje del Rainbow Warrior.  

No vivimos con la historia y no estamos limitados por la historia. Pero seríamos estúpidos si no estuviéramos orgullosos y nos inspirásemos por nuestra historia.

Go Warriors, go!

Nikos Charalambides, Director Ejecutivo de Greenpeace Grecia

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