Estos días está en debate parlamentario la nueva Ley de residuos, que nos dirá cómo tendremos que gestionar nuestras basuras domésticas (y otras) en los próximos lustros. En el debate ha entrado con fuerza el sistema de depósito, devolución y retorno de envases (SDDR). Este método no es nuevo, pues se venía aplicando hace años en nuestro país. Al devolver nuestra botella de vino, leche o gaseosa recibíamos a cambio unas cuantas pesetas.

Como era de esperar, los gestores actuales de envases (bolsa amarilla), vidrio y papel-cartón (Sistemas Integrados de Gestión-SIG) han mostrado su oposición frontal a cualquier cambio, ya que ven peligrar su negocio y monopolio. Para los SIG, el SDDR es un sistema discriminatorio, ineficiente, que no aporta beneficios, es muy costoso y puede provocar pérdida de empleos. De nuevo estamos ante un discurso que ya hemos oído en otras ocasiones, al respecto de negar el cambio climático o defender la energía nuclear.

Para poder demostrar las bondades del SDDR, Retorna está elaborando varios estudios económicos, sociales y ambientales. Ayer mismo, presentó un avance del informe sobre el ciclo de vida de materiales en la gestión de residuos de envases (PET, latas y brick), comparando los SIG y el SDDR. El informe revela como el SDDR tiene un menor impacto ambiental en lo relativo a los kilogramos de CO2 emitidos en su funcionamiento, y es de media un 30% menos contaminante que el SIG. Está pendiente también, publicar otros dos informes sobre el empleo que generaría la implantación del SDDR o la opinión que tienen de él los consumidores.

Actualmente se recupera en España apenas un 14,7 % de nuestra bolsa de basura. Esto está contribuyendo al empobrecimiento nuestro Planeta, ya que agota sus recursos naturales y aumenta la contaminación ambiental. Sin embargo, genera grandes beneficios a empresas y entidades que gestionan los residuos que pagamos todos, en forma de tasa de basura, punto verde e impuestos varios.

Los cambios propuestos por Greenpeace y Retorna a la nueva Ley de residuos, cuestionan el modelo actual, por eso reclamamos modificarlo. Ahora es el momento de impulsar políticas dirigidas a alcanzar mayores porcentajes de recuperación material (con la reducción en la generación de residuos, impulsando la reutilización y finalmente el reciclaje). ¿Llegará el día en que nuestra bolsa amarilla de envases pase a mejor vida y tenga que ser ella también reciclada?

Julio Barea, responsable de la campaña de contaminación de Greenpeace.


- Acción en vivo/ 4 toneladas de basura en la puerta del Ministerio de Medio Ambiente (Madrid)