¿Abastecer toda las necesidades energéticas con renovables? ¡Venga ya, eso es imposible! Hace 10 años pocos se atrevían a pensar diferente. Las energías renovables empezaban a despegar, pero se consideraba que su papel solo podía ser complementario. ¿Cómo iban a poder producir tanta energía como la que necesitan las grandes industrias, o sostener el crecimiento de la economía? Y encima, unas energías que dependen de fuentes variables como el sol o el viento, ¿cómo se podría depender de ellas para que no se nos vaya la luz?


 
Desde Greenpeace veníamos defendiendo desde mucho atrás que las renovables debían ser la solución para el cambio climático (también un problema al que pocos daban credibilidad). La tesis era sencilla: si el cambio climático lo causa el CO2 que se produce al quemar carbón, petróleo y gas, cambiemos estas fuentes de energía por renovables. Los políticos nos ignoraban y los “especialistas” sonreían con condescendencia: “sois unos utópicos”.
 
Efectivamente la respuesta no era tan sencilla. Las objeciones que se planteaban tenían su base. Pero el error era descartar la opción renovable solo porque la creencia dominante establecía que no era viable.
 
Conocí a Xavi García Casals en un proyecto de Ecoaldea en el que ambos compartíamos nuestras ilusiones de una vivienda sostenible. Xavi era profesor en el Instituto de Investigación Tecnológica (IIT) de la Universidad Pontificia Comillas, y había presentado un proyecto para analizar en detalle hasta dónde se podría llegar con la producción de energía renovable en España. Como esa idea no interesaba, no encontraba financiación.
 
Entonces nos preguntamos, ¿y si lo financiase Greenpeace? ¿Pero Greenpeace no se dedica a protestar, a hacer acciones directas noviolentas, a presionar a los políticos, a comparecer en los medios de comunicación? ¿Cómo va Greenpeace a encargar un estudio tan técnico, que no habla de un problema sino de la solución?

 
 
Para nuestra organización era un esfuerzo económico extraordinario, ya que el IIT trabajaba normalmente para las eléctricas, haciendo los análisis técnicos que necesitan para sus planes. Y encima, no sabíamos lo que podría salir: ¿cuánta energía renovable se podría producir de manera sostenible y rentable con los recursos disponibles en nuestro país? ¿cuánta energía renovable se podría integrar en el sistema eléctrico para garantizar la cobertura de la demanda en todo momento?
 
Alguien se tenía que atrever a plantear las preguntas para que alguien pudiese analizar técnicamente las respuestas. Así que decidimos arriesgarnos. Al fin y al cabo, no podíamos seguir defendiendo una idea sin poder demostrar su validez, sobre todo cuando lo que está en juego es algo tan serio como el cambio climático.
 
El trabajo fue arduo, el equipo del IIT contaba con las mejores herramientas, pero había escasez de datos disponibles y esas herramientas estaban pensadas para sistemas convencionales. Llevó mucho tiempo y esfuerzo, pero el resultado era tan amplio y detallado que, para poderlo publicar, lo tuvimos que separar en dos partes.
 
La primera la publicamos con el título “Renovables 2050” y demostraba que la cantidad de electricidad que España podría producir con renovables no era un determinado porcentaje, sino más de 56 veces la demanda que se proyectaba para 2050. La segunda parte la publicamos hace ahora 10 años, con el título de “Renovables 100%”, y demostraba que hay muchas combinaciones posibles para garantizar que, cada hora del año, se pueda cubrir toda la demanda con fuentes 100% renovables. Y que se podían optimizar esas combinaciones para tener el mínimo coste, mucho menor que el de un sistema convencional.
 
Posteriores trabajos como el informe “Energía 3.0” demostraron que, si contamos con las soluciones de eficiencia energética y gestión inteligente de la demanda, podemos reducir el consumo total de energía a la mitad y cubrir con energías renovables el 100% de toda la demanda energética, no solo la eléctrica, con un coste total diez veces inferior al de hacer lo mismo con las energías sucias que usamos ahora. También se analizaron los beneficios económicos y sociales de ese modelo, mostrando que se crearían más de 3 millones de empleos para 2030 y que reduciríamos la factura energética de los hogares un 34%. El último trabajo de la serie demostró también la viabilidad del sistema 100% renovable para las islas Canarias.
 
Casi en paralelo, Greenpeace desarrolló los estudios “Revolución Energética” a nivel mundial. Y la historia va dando sus razones. El crecimiento de las energías renovables ha sido tan rápido que ha superado todas las previsiones, incluso las nuestras, pero de todas las instituciones que hacen estudios de prospectiva energética, los que más se han acercado a la realidad han sido los de Greenpeace.
 
Hace diez años muchos se reían, pero hoy el debate ya no es si un 100% renovable es posible, la cuestión ahora es cuándo lo queremos alcanzar y qué hace falta para lograrlo.
 
Ahora que sabemos que la solución es factible, hay que exigir a nuestros gobernantes que la hagan realidad. Pídeselo a Mariano Rajoy