Una sugerencia: cooperativas de consumo
Las cooperativas de consumo facilitan la relación entre el agricultor y el consumidor, proporcionando productos locales, de temporada, y ecológicos -es decir, sin pesticidas, herbicidas ni transgénicos- directamente de los primeros a los segundos. De esta manera, el incremento en el coste de producción es compensado con la eliminación de intermediarios.
Es imposible listar todas las cooperativas de consumo que existen, pero una rápida búsqueda en Google te ayudará a saber por donde empezar. Su funcionamiento y forma de distribución varía en cada una de ellas, aunque generalmente suele consistir en una entrega semanal a tu lugar de trabajo o a un punto de recogida.
Uno de los mayores causantes de dióxido de carbono es el transporte. Y una de las cosas que más compras es comida. Por tanto, si intentas que tu comida sea local, evitarás producir una cantidad ingente de dióxido de carbono, y con él frenarás todas las cosas negativas que acarrea.
Y no es solo una cuestión de dióxido de carbono. ¡Es que además los alimentos saben mejor! Al reducir su tiempo de transporte, están más frescos, han soportado menos frío y conservan más nutrientes.
Una tercera ventaja: estarás apoyando a la economía local y al desarrollo de tu región.