Magazine / diciembre 2012

El fracaso de un sueño americano

Wes Shoemyer y Wendel Lutz

Wes Shoemyer y Wendel Lutz

© Greenpeace/ Fernando Maquieira

Wes Shoemyer y Wendel Lutz son dos agricultores estadounidenses, protagonistas del documental Growing doubt y que han realizado un tour por Europa explicando su experiencia con cultivos transgénicos resistentes a herbicidas como el glifosato.

En su tour se presentó un informe desarrollado para Greenpeace por el célebre economista agrícola Dr. Charles Benbrook. 26 cultivos transgénicos están a la espera de autorización en la Unión Europea, de éstos, 19 han sido modificados genéticamente para ser tolerantes a herbicidas. Gracias a Wes y Wendel conocemos de primera mano lo que significaría para Europa la aprobación de este tipo de cultivos.

¿Por qué decidisteis cultivar transgénicos? ¿Qué cultivos fueron y a qué se destinan (consumo humano, animal, biocombustibles, consumo interno, exportación...)?

Wendel Lutz (L): Un buen control de las malas hierbas no era fácil, y para muchas, no se podía llevar a cabo en plena temporada de crecimiento.

Cuando el glifosato se introdujo fue cuando se consiguió el control completo de gramíneas y otras plantas con un solo producto. Era de uso sencillo, no dependiente de las dosis de aplicación, y barato (cuando se introdujo la semilla). Tampoco importaba la época de aplicación. ¡El glifosato era fácil de utilizar!

Mis cultivos se destinan sobre todo para la alimentación del ganado (piensos), se vende a los almacenes de grano y dejamos de tener control o conocimiento de a dónde va.

Wes Shoemyer (S): Mi producción también se destina mayormente a piensos (consumo animal) para el mercado interno. Las primeras variedades que utilicé fueron las Bt (producen una toxina insecticida).

¿Cuáles fueron los problemas que más destacáis en vuestra experiencia cultivando transgénicos? ¿Suponen mayor coste que un cultivo convencional?

S: Le dimos a las corporaciones el monopolio y supuse que mi Gobierno había probado los productos para asegurarse de que eran sanos. Así que esta política fue mala para los agricultores, no al principio, pero ahora es más caro cultivar estas variedades y no funcionan.

Una de las premisas de Monsanto es que los cultivos transgénicos tolerantes a herbicidas iban a reducir el uso de herbicidas y por consiguiente los costes para los agricultores. ¿Se ha cumplido esta premisa?

L: En el inicio, sí tenía alguna validez: el herbicida era barato. Sin embargo, nuestra tasa de siembra (estábamos comprando más semillas por acre), implicaba mayores costes.

¿Qué os recomiendan los proveedores de semillas cuando aparecen las “súper malas hierbas” resistentes al glifosato?

S: ‘Fumigue más productos químicos’

¿El rechazo a los transgénicos crece en EEUU o son aceptados sin resignación? ¿Están en aumento los movimientos anti-transgénicos en EEUU? ¿Cómo los ves desde la perspectiva de un agricultor que los siembra (o ha sembrado)?

L: El movimiento anti-transgénicos es pequeño pero está creciendo. En nuestra cooperativa local, que tiene 26.000 acres, los agricultores están dispuestos a dejar de lado esta tecnología. Y hay un camino hacia ello, pero es a través del pago de una prima para los cultivos sin transgénicos.

¿Cuál es la situación de la agricultura ecológica en EEUU? ¿Puede sobrevivir con tanta superficie ocupada con transgénicos?

S: Puede prosperar debido al movimiento de mercado de los agricultores y a que los consumidores tienen mayor interés en saber de dónde provienen sus alimentos. Los agricultores están estableciendo relaciones personales con los consumidores de sus productos y los chefs están teniendo una aportación muy positiva a este movimiento.
Venís de un tour por Europa. España es el país con la mayor superficie de maíz transgénico de toda la UE, ¿Qué mensaje especial mandarias a la población española y en particular a los agricultores?

L: Para los agricultores, yo les diría, independientemente de las resoluciones futuras (si tienen o no transgénicos en sus campos), que tengan cuidado de no abusar de esta tecnología, porque con ella van a acelerar su desaparición como agricultores. A la población le diría que no den por sentadas las palabras de la industria química o del Gobierno, que las cuestionen y que demanden estudios a largo plazo sobre los efectos de esta tecnología.

Un mensaje para los socios de Greenpeace

S: Quiero darles las gracias desde el fondo de mi corazón, creo que ellos son los guardianes de la seguridad alimentaria y la biodiversidad. Su papel es mucho más importante de lo que pueden imaginar, y no sólo para la UE: el mundo podría depender de la postura que adopten.