Por ello, el pasado 17 de febrero protestamos ante la sede del CSN por su falta de independencia. Le exigimos que vele realmente por la seguridad nuclear y no por los intereses particulares de políticos y empresas.
El CSN ha desoído incluso a la mayoría del Congreso de los Diputados, órgano del que depende, que el pasado 2 de febrero le remitieron una carta solicitando el aplazamiento de cualquier decisión sobre Garoña hasta que se forme nuevo Gobierno.
No pueden prevalecer los intereses particulares sobre el interés general. No podemos permitir una energía peligrosa y contaminante, que pone en riesgo a millones de personas y grandes zonas de nuestro país por intereses políticos. No podemos hipotecar a las generaciones futuras con residuos radiactivos cuando ya existen fuentes de energía segura y limpia. ¡Nucleares no!