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Greenpeace denuncia que solo el 21% de la costa de Cantabria tiene una protección efectiva frente al ladrillo

Comunicado de prensa - agosto 8, 2013
*Cantabria es la segunda comunidad autónoma que menos costa ha destruido

*En tan solo 18 años, Marina de Cudeyo y Ribamontán al Mar han ocupado más del 100% de la franja de los primeros 500 metros de costa

*Camargo y Comillas han destruido más del 50% de su costa



Greenpeace ha presentado en rueda de prensa, la decimotercera edición del informe Destrucción a toda costa 2013 en el que por primera vez y mediante el uso de imágenes de satélite se analiza, municipio por municipio, la situación de los primeros 500 metros de costa de Cantabria. De entre los 25 municipios litorales de cantabros, Greenpeace señala cuáles han sucumbido más a la burbuja inmobiliaria  pero también qué municipios tienen una costa más protegida. Además el informe muestra las tendencias futuras de ocupación del suelo litoral para el año 2030. Greenpeace concluye que la ocupación de la primera línea de costa ha sido masiva y que este proceso se verá reforzado por la nueva Ley de Costas, que supone una nueva herramienta para seguir urbanizando el litoral.

“Los datos de nuestro informe muestran una costa inundada de ladrillo. Sirven para reflexionar sobre lo que ha sucedido y decidir qué tipo de gestión del litoral queremos en el futuro. Ahora, los alcaldes y alcaldesas tienen en su mano la protección del litoral y el desarrollo económico sostenible de sus municipios”, ha declarado María José Caballero, directora de Campañas de Greenpeace.

Los municipios más destruidos de Cantabria
Para entender la magnitud de la destrucción basta con señalar que la franja de los primeros 500 metros de costa representa tan solo 0,55% de la superficie de suelo del Estado. Y en Cantabria un 1,74%. Cantabria tiene un 14% de superficie artificial en la franja de los primeros 500 metros de costa. Sin embargo, el 21% de su costa tiene una protección efectiva que impediría futuros abusos urbanísticos en el futuro.

A escala municipal, Marina de Cudeyo, Ribamontan al Mar, Miengo, San Vicente de la Barquera y Santa Cruz de Bezana son los cinco municipios que más rápido han destruido su patrimonio natural durante los años de burbuja inmobiliaria.

Por otro lado, si se añade el valor del porcentaje de superficie construida en los primeros 500 metros de costa, Camargo con el 89% de la franja de los 500 primeros metros urbanizados, Comillas con el 51%, Noja con el 32%, Santander con el 30% y Santoña con un 25% son los municipios que más han destruido esta franja costera.

La costa más protegida
Greenpeace señala positivamente 12 municipios de Cantabria en la lista de los 155 municipios que menos han construido en su primera línea de costa, con apenas un 3,2% de ocupación en la franja de los primeros 500 metros de costa. Frente a aquellos municipios que han destruido el litoral, otros han optado por proteger una parte importante de su costa. Sin embargo, muchos municipios ven en la protección ambiental un escollo económico y promueven activamente la desclasificación de los espacios protegidos. Bárcena de Cicero con el 100% de suelo protegido en la costa, Colindres con el 100% o Escalante, también con el 100%, son los municipios con mayor protección efectiva, al menos sobre el papel. Cuentan solamente con un 3,2% de ocupación en la franja de los primeros 500 metros de costa.

Frente a aquellos municipios que han destruido el litoral, otros han optado por proteger una parte importante de su costa. Sin embargo, muchos municipios ven en la protección ambiental un escollo económico y promueven activamente la desclasificación de los espacios protegidos.

Cambio climático
La construcción de urbanizaciones e infraestructuras en la costa aumenta exponencialmente el riesgo por efecto del cambio climático y mayor exposición a inundaciones o a torrentes. La conservación del estado natural de la franja de los primeros 500 metros es esencial, ya que actúa como barrera de protección. Cantabria verá aumentar su nivel medio del mar así como su cota de inundación y de rebase. Para amortiguar los posibles impactos en puertos, se necesitará aumentar el tamaño de las estructuras en talud, de las zonas muy expuestas al oleaje exterior hasta un 20%.

Previsiones para 2030
Aunque muchos municipios ya tienen urbanizado más del 90% de su costa, otros todavía disponen de buena parte sin urbanizar. La nueva Ley de Costas permite que se reduzca la protección de 100 a 20 metros en determinados tramos, lo que significa que si se sigue construyendo en estas zonas, el litoral sufrirá un colapso total en 124 años. En este periodo de tiempo, la franja de los primeros 500 metros estaría construida y en 158 años la del primer kilómetro. Si se mantiene la tendencia de construcción en el periodo 1987- 2005, el incremento anual de ocupación sería de 0,13% (0,03% hectáreas al día). Por lo tanto, la superficie destruida en todo Cantabria alcanzaría el 17%.

“A pesar del parón absoluto de la construcción a partir de 2008, la principal amenaza actual es la cantidad de suelo declarada como urbanizable aunque no urbanizada o los nuevos impulsos del sector turístico residencial. Además, con la excusa de la crisis económica y debido a los recortes, existe el riesgo de que cualquier proyecto de construcción pueda ser aprobado por unos controles más laxos o inexistentes. Ya lo hemos visto con la nueva Ley de Costas”, ha declarado Pilar Marcos, responsable de la campaña de Costas.

La nueva Ley de Costas, lejos de fortalecer la protección del litoral, permite nuevas formas de explotación. La costa, que en la anterior ley se contemplaba como un recurso natural finito, se transforma en este nuevo texto en una superficie de desarrollo económico. Sin embargo, todavía existe una oportunidad si se empiezan a tomar medidas municipio por municipio.

Greenpeace propone las siguientes medidas: los municipios deben declararse insumisos en la aplicación de la nueva Ley de Costas y la UE debe parar esta nueva Ley, los planes urbanísticos municipales deben ser revisados para no permitir más construcciones; los parques naturales deben ser respetados, no de debe construir en zonas de riesgo por cambio climático y además se debe promover una fiscalidad verde para favorecer a los municipios mejor conservados. La participación ambiental debe ser fundamental en todos estos procesos.

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