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Los vertidos urbanos e industriales provocan que la calidad del agua sea muy deficiente

Greenpeace exige a la Confederación y a las Administraciones autonómicas un plan de depuración integral de todos sus municipios

Comunicado de prensa - octubre 25, 2005
Greenpeace califica de muy deficiente el estado del agua en la Cuenca Hidrográfica del Norte en su informe “Agua” presentado hoy en rueda de prensa. De hecho, la propia Confederación Hidrográfica reconoce que ninguna de sus masas de agua superficiales podrían cumplir los objetivos ambientales de la Directiva Marco del Agua, DMA. Es decir, ninguna alcanzará para el 2015 un estado de calidad suficiente para mantener su poder de autodepuración y los ecosistemas que dependen de ella.

La DMA es la ley europea que rige la política desde el 2004 y tendrá que cumplirse en su totalidad antes del 2015. Esta Directiva trata de recuperar la calidad de las aguas continentales abandonando la política de infraestructuras hidráulicas, que se ha demostrado ineficaz y obsoleta, y adoptando una visión ambientalista del medio hídrico que permita su adecuada protección.

Los principales problemas de la cuenca son:

  • La contaminación que sufren los ríos. La causa fundamental es el vertido de aguas residuales urbanas. Ciudades como Tui o Santoña no depuran sus aguas.

  • Los vertidos de origen industrial. Por su peligrosidad y toxicidad causan graves efectos sobre el medio ambiente y la salud de las personas. La ría de Avilés y el río Nalón aguas arriba están muy afectados.

  • La ocupación de los cauces. Los ríos de la cuenca se encuentran fuertemente regulados por la existencia de piscifactorias (65), centrales hidroeléctricas (299) y embalses (80) que alteran el régimen de sedimentación de los ríos, el correcto desarrollo de los ecosistemas asociados al medio fluvial y marino, ponen en serio peligro diversas especies acuáticas y restan la capacidad de autodepuración y regeneración.

Si la Condeferación y las distintas Administraciones autonómicas (Xunta de Galicia, Principado de Asturias, Cantabria, País Vasco y Navarra) no ponen los medios necesarios para paliar esta grave situación y conservar su medio hídrico, una cuenca con una pluviometría tan elevada como la norte podría incluso tener problemas de disponibilidad de agua por los elevados índices de contaminación.

La Cuenca Norte es una de las Confederaciones que peor ha realizado los informes para el Ministerio de Medio Ambiente sobre los artículos 5 y 6 de la DMA al que estaban obligados. De hecho, no proporcionan datos sobre sus aguas subterráneas y el 97,7% de sus aguas superficiales están por analizarse. De seguir así, la Cuenca Norte no logrará alcanzar los objetivos ambientales fijados por la Directiva Marco del Agua (DMA).

"La lucha contra la contaminación es la mejor manera de aumentar la disponibilidad de recursos hídricos y la única forma de asegurar agua para las futuras generaciones. Por eso es urgente que las Administraciones dejen de incumplir la ley y acometan un plan general de saneamiento integral de aguas residuales", ha declarado Juan López de Uralde, responsable de la campaña de aguas de Greenpeace.

"Es necesario controlar los vertidos industriales que se producen en sus ríos y estuarios y ponen en peligro la salud pública y el medio ambiente. Si siguen postergando estas medidas, la cuenca no cumplirá los objetivos de la DMA", ha declarado Julio Barea, responsable de la campaña de aguas de Greenpeace.

Éstas son algunas de las conclusiones que Greenpeace ha extraído sobre la Cuenca del Norte en su informe "Agua: la calidad de las aguas en España. Un estudio por cuencas", el primero que analiza la totalidad de las aguas continentales españolas (ríos, acuíferos, lagos, humedales, estuarios, rías...).

Greenpeace ha realizado esta investigación para conocer el estado de las aguas continentales en un momento crucial: la entrada en vigor de la DMA. El estudio se centra en la calidad de los recursos hídricos, que será en el futuro la que marcará la disponibilidad del agua en todo el Estado. El término calidad incluye la contaminación (grado de toxicidad de los diferentes vertidos), el estado ecológico de las aguas superficiales (la buena salud del ecosistema y su capacidad de regeneración) y el estado químico de las subterráneas.

La principal conclusión del informe afirma que en el Estado español sólo el 11% de las aguas superficiales y el 16% de las subterráneas están en este momento en condiciones de cumplir en 2015 los objetivos que marca la DMA. Es decir, sólo el 11% de las aguas superficiales tiene calidad suficiente para mantener su poder de autodepuración y los ecosistemas que dependen de ella. Y en el caso de las subterráneas, sólo el 16% mantiene las cualidades químicas suficientes para que se puedan utilizar en abastecimiento y riego.