Hoy su majestad el Rey Don Juan Carlos I conocerá la ampliación de la refinería de CEPSA en Palos de la Frontera, Huelva. Sorprende esta visita a una instalación que hace apenas 4 meses tuvo un grave accidente en el que murieron dos trabajadores y que tiene un largo historial de vertidos contaminantes. La refinería, es un lugar ideal para filmar una película como Mad Max. Y lo peor es que ha sido construida muy cerca de espacios naturales protegidos, como son las Marismas del Odiel o el Parque Nacional de Doñana.

¿Pero qué se va a encontrar realmente su majestad, a su llegada a Huelva? Hoy tenemos en la ciudad un penetrante olor a coles podridas, procedente de la papelera de ENCE situada en San Juan del Puerto, a 10 kilómetros de la ciudad. Sin embargo, esto no será lo peor que huela o vea. En su recorrido por el Polo Químico hacia las instalaciones de CEPSA, empezará a pasar por decenas de chimeneas de Atlantic Copper, Fertiberia o la térmica de Endesa. Cruzará el puente sobre el Tinto y llegará a las instalaciones de la refinería.

Al poner pie a tierra la primera sensación que tendrá es la de un fuerte olor a alquitrán y petróleo. No sabemos como podrán explicar los directores de la planta está circunstancia. Tampoco sabemos como venderán a su Majestad los impactos que esta industria está teniendo en Huelva y en el entorno, aunque podemos imaginar que estos temas serán amablemente eliminados de la agenda.

Si algo esperamos de esta visita del Rey a Huelva es que al menos sienta curiosidad y pregunte a sus asesores de por qué en un lugar rodeado de marismas, esteros y maravillosas costas, se ha levantado y se sigue permitiendo el funcionamiento de uno Polo Químico como este. Polo que ya está considerado como uno de los lugares más contaminados de Europa. Feliz visita Majestad y si quiere conocer más y mejor la realidad de Huelva, Greenpeace y los colectivos que luchan a diario por la salud y el medio ambiente de los onubenses estaremos encantados de organizarle otra visita a lo que un día fue un vergel.

Julio Barea, responsable de la contaminación de Greenpeace