Hoy se cumple el primer aniversario de uno de los incendios más dramáticos de los últimos años. El año pasado en la comarca del Alt Empordà, la Jonquera, se vivieron escenas terribles de más de 150 personas intentando escapar del fuego. Dos de ellas fallecieron al precipitarse por un barranco buscando una salida; otra persona tras no superar las heridas en un hospital. Un hombre de 75 años, de nacionalidad francesa, falleció de un ataque al corazón al verse rodeado por las llamas. 1.400 personas fueron desalojadas y se calcinaron 13.000 hectáreas.

A lo largo de 2012, 30.000 personas fueron desalojadas de sus casas por peligro de incendio forestal. Cuando escuchamos las noticias de nuevos incendios, cada vez más  van asociadas a desalojos masivos de la población que vive en el entorno forestal. No es de extrañar, teniendo en cuenta que, en los últimos años, ha habido un incremento muy grande de núcleos urbanos en terrenos forestales (interfaz urbano-forestal) especialmente en Madrid, Girona, Barcelona, Málaga, Pontevedra, A Coruña, Islas Baleares y algunas zonas de Valencia, Castellón, Cádiz, Granada, Asturias y Cantabria (Estudio básico para la protección contra incendios forestales en la interfaz urbano-forestal, MAGRAMA).

Los incendios que ocurren en la interfaz urbano-forestal suponen un peligro para la población y un cambio de prioridades para los medios de extinción, que tienen que modificar el plan de extinción del incendio por un plan de evacuación de la población.

En un país como España, con unos 20.000 incendios al año, se hace necesario retomar la discusión sobre una mejor ordenación del territorio, la regulación de la construcción fuera de los núcleos urbanos consolidados y el diseño de un paisaje forestal con menos carga de combustible que ayude a evitar la formación de grandes incendios forestales y su propagación al espacio urbano.

A su vez, es vital que la población entienda lo que supone vivir en el monte y realice los planes de autoprotección obligatorios que marca la Directriz Básica de Planificación de Protección Civil de Emergencia por Incendios Forestales.

Los municipios, en este punto, tienen un papel fundamental de integrar estas medidas en los planes locales de emergencia e informar a los propietarios de casas aisladas, urbanizaciones y cámpines de la necesidad de su cumplimiento.

Ya se han comenzado a dar pautas para estos planes de autoprotección. Por ejemplo, la Generalitat de Cataluña ha elaborado una guía de consejos que te recomendamos leer si vives en una casa en la interfaz urbano-forestal.

¿Estás autoprotegido de los incendios forestales? ¡Protégete!



Mónica Parrilla, campaña de Bosques de Greenpeace