Y otra vez. Un nuevo cargo público pasa a ser parte del consejo de administración de una  gran corporación del sector de la energía. Esta vez el agraciado es el ex director de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa, que ganará 175.000 euros como consejero de Red Eléctrica.


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Fernández de Mesa es un viejo conocido de Greenpeace. Durante la catástrofe del Prestige era el delegado del Gobierno en Galicia. Al tercer día del accidente del buque y cuando la grieta en su casco era ya de 40 metros de largo y 10 de ancho, el nuevo consejero declaró “Las mareas alejaran el petróleo de nuestras costas”. Todos sabemos qué pasó después y si se alejó o no el chapapote.

Y a Red Eléctrica de España también la conocemos bien en Greenpeace. Su papel como gestor de la red de transporte eléctrico y como operador del sistema es fundamental para que tengamos un suministro eléctrico continuo y de calidad y para, entre otras cosas, integrar adecuadamente la electricidad de origen renovable en la red, algo que REE sabe hacer de manera ejemplar. Esas funciones las desempeña con la independencia que le exige la ley, ya que esta compañía no está ni puede estar participada por las demás eléctricas, las que generan la electricidad y que también la distribuyen hasta nuestros hogares.

Sin embargo, Red Eléctrica no es del todo independiente. El Gobierno mantiene el control sobre ella con un 20% de las acciones, lo que le permite controlar la presidencia y los principales cargos ejecutivos. Por eso las palabras del ministro Nadal, alegando que la decisión de nombrar consejero a Fernández de Mesa “es una decisión empresarial” son una burla a la inteligencia. ¿O se piensa que nos creemos que es casualidad que todos los altos cargos de Red Eléctrica vengan del PP cuando gobierna el PP y del PSOE cuando gobierna el PSOE?

Gracias al sistema actual las grandes eléctricas (fundamentalmente Iberdrola, Endesa y Gas Natural) pueden aprovechar su posición de dominio para especular con la producción de energía. Red Eléctrica podría evitar parte de esa especulación si gestionase, por ejemplo, los activos hidroeléctricos de forma independiente, pero el Gobierno no lo permite. Por eso es vergonzoso que Mariano Rajoy reclame a la lluvia como solución al problema de la tarifa eléctrica, cuando la solución la tiene él, que es quien firma en el BOE.

En estos momentos en que la sociedad está tan sensibilizada e indignada con la gestión del sistema eléctrico, con la factura de la luz alcanzando máximos históricos, necesitamos más que nunca la actuación independiente de Red Eléctrica. Y no solamente necesitamos una Red Eléctrica independiente, sino que ha de parecerlo.

Qué razón tenía Jordi Évole al decir que “hay que ver lo que gastan de luz las puertas giratorias”. Fernández de Mesa: una vez más las puertas giratorias en su máximo esplendor.