Quizás te has preguntado para qué sirvió la maravillosa melodía de Ludovico Einaudi en el extremo norte de nuestro planeta. Queríamos alzar su melodía y la de ocho millones de personas que se han unido al movimiento para Salvar el Ártico y que llegase a una mesa de negociación que podía proteger casi un 10% de las aguas internacionales del Ártico.



Greenpeace mostró ese video en la reunión donde 16 países podían salvar el Ártico. Pero Noruega, Dinamarca e Islandia no escucharon nuestras voces. Estos tres países impidieron que se crease la primera área marina protegida en las aguas internacionales del Ártico.

Ludovico creó la pieza 'Elegía por el Ártico' y la tocó en medio de un imponente y frío paisaje. La composición representa un lamento por la desaparición del Ártico, que se derrite ante la indiferencia de los líderes políticos y la codicia de las empresas que ven oportunidades de negocio a costa del deshielo de la zona.



Gracias a esta melodía estamos, a pesar del bloqueo, un poco más cerca de la protección del Ártico. En esa misma reunión impulsados por nuestras voces, los Gobiernos de Alemania, la Unión Europea, España, Holanda o Francia se aliaron y prometieron próximos pasos en coalición para la designación del área lo antes posible, en el marco de los acuerdos internacionales. Podemos alcanzar triunfos si presionamos. Porque hemos conseguido un histórico compromiso de la industria pesquera para frenar la pesca de arrastre en el Ártico. Empresas de pescado acordaron que sus productos no estarán relacionados con la destrucción de esta región. El poder de todos nosotros nos ha llevado a presionar tanto que el otoño pasado, la multinacional petrolera más importante del mundo anunciaba que cancelaba sus operaciones en el Ártico de Alaska. Y poco después Obama anunciaba que cerraba las aguas del Ártico a las prospecciones petrolíferas hasta 2018. Éramos entonces ya siete millones de personas uniendo nuestras voces que seguirán sumándose al grito del deshielo del glaciar para pedir un santuario.

Pequeños grandes pasos y tenemos que ir a por más. Lograr un santuario en las aguas internacionales alrededor del Polo Norte es nuestro desafío. Lo que pasa en el Ártico no se queda en el Ártico: nos afecta a todos y todas.