Cuando se piensa en los orígenes de Greenpeace y en las personas que fundaron la organización, a la mayoría se nos vienen a la cabeza imágenes de hombres con atuendo de los años 70, sonrientes y haciendo gestos de victoria a bordo de un pequeño barco. Eran Bob Hunter, Ben Metcalfe o Jim Bohlen, imagen inequívoca de los inicios de la organización, que navegaron a bordo de un viejo pesquero, el Phyllis Cormack, hasta la isla de Amchitka, en Alaska, para oponerse a las pruebas nucleares de Estados Unidos

Sin embargo, en aquel grupo de personas con ideas pioneras también había muchas mujeres. Mujeres valientes y visionarias, cuyo papel fue fundamental en la creación de Greenpeace tal y como la conocemos hoy en día. ¿Conoces a esas mujeres? Hoy queremos rendirle un homenaje a todas ellas, a través de alguna de sus historias y aportaciones.

 

Marie Bohlen Marie Bohlen fue quien ideó la acción en Amchitka que marcó el inicio de Greenpeace como organización ambientalista. Fue ella quien propuso navegar en un barco para “hacer frente a la bomba”. También fue la creadora del primer logo de la organización. Es recordada por los que más la conocieron por su pacifismo, sencillez y activismo social.
Dorothy Stowe Dorothy Stowe, fundadora de Don't Make a Wave Committee, ayudó junto a Marie a lanzar la primera campaña de Greenpeace, y organizó las primeras reuniones de Greenpeace en su casa. Dorothy dedicó su vida a defender el medio ambiente, fue una férrea opositora del uso de la energía nuclear y de la guerra de Vietnam.
Dorothy Metcalfe Dorothy Metcalfe fue la responsable de que el mundo supiera lo que estaba ocurriendo a bordo del Phyllis Cormack, al convertir su casa en una sala de radio. Desde allí retransmitía todo lo que ocurría en aquel pequeño barco que se dirigía a parar las pruebas nucleares de EEUU en el archipiélago de Amchitka. Durante la campaña nuclear francesa, Dorothy fue una vez más el centro de medios. Además asistió a la primera reunión de Medio Ambiente de Naciones Unidas en Estocolmo.


Junto a ellas se encontraba también Zoe Hunter, que colaboró con el aprovisionamiento de los primeros dos barcos de Greenpeace. Más tarde Zoe comenzó a trabajar con Amnistía Internacional en Canadá.

Tras esos primeros pasos de Greenpeace hace ya más de 40 años, muchas otras mujeres han dedicado y dedican su vida a la defensa del medio ambiente desde todos los rincones del planeta:

Fiona Musana El trabajo de Fiona Musana, directora de comunicación de Greenpeace África fue reconocido con el prestigioso Premio Marcom de Liderazgo y Bienestar Comunitario por su trabajo en la promoción del bienestar de la comunidad y la justicia ambiental en el continente africano. Fiona reconoce que África es un continente muy grande y hay situaciones muy diferentes en cuanto a los derechos de las mujeres. Reclama un mayor espacio democrático para las mujeres y considera que aunque existe una reivindicación creciente, aún no es suficiente.
Hettie Geenen Otro gran ejemplo es el de Hettie Geenen, primera oficial del Rainbow Warrior. Hettie empezó a navegar en los barcos de Greenpeace en 1999, y su primer viaje fue un tour de la campaña de tóxicos por Asia. El año pasado Hettie navegaba en el tour contra las prospecciones en España y nos contaba que para ella lo mejor era demostrar a la gente que no está sola, y también ver la dedicación de nuestros voluntarios y voluntarias.
Lalita Ramdas Lalita Ramdas es otra mujer que ha dedicado su vida al activismo medioambiental y la defensa de los derechos de las mujeres y de la educación. Fundadora de Greenpeace India y expresidenta de Greenpeace Internacional, fue también una una de las “1000 Peace Woman” nominadas colectivamente para el Premio Nobel de la Paz en 2005. Ha recibido otros premios de gobiernos y ONG como reconocimiento a su contribución a la educación y al desarrollo de las mujeres. Actualmente coordina el Comité de Igualdad y Justicia de Género del partido emergente AAP en Delhi (India).

Este artículo sólo recoge una pequeña muestra de tantas mujeres que han formado y forman parte de la historia de Greenpeace, que han decidido dedicar buena parte de su vida a la defensa del medio ambiente. Algunas decidieron ponerse entre el arpón y la ballena, otras permanecen horas cubriendo una noticia, se movilizan para frenar las injusticias medioambientales, pasan horas investigando hasta llegar al origen de las prácticas más sucias de las empresas, o acuden a reuniones internacionales donde se decide el futuro de nuestro planeta.

Sara del Río Sara del Río es un ejemplo de esas mujeres de Greenpeace. Trabaja en la oficina española como responsable de Investigación e Incidencia Política, y desde 2001 ha trabajado como responsable de campañas en las áreas de tóxicos y contaminación. Estos días ha estado participando en Cork (Irlanda) en el Comité de Biodiversidad de la Comisión de Ospar para conseguir que se proteja un 10% del Ártico.
Mariona Márquez Pero hay más, muchas más. Entre ellas muchas voluntarias y activistas, como Mariona Márquez, que no entienden de estereotipos o roles para plantar cara a las injusticias de la sociedad, haciendo acciones directas, colgadas de cuerdas de escalada o subidas en lanchas. Mariona está convencida de que las acciones pacíficas de protesta realmente sirven para que políticos y empresas tengan que responder al mundo de sus actos, y para ella es la manera de que la gente tenga más información e interés sobre lo que ocurre hoy en día. Mediante el activismo siente que participa directamente con el cambio que el mundo necesita para un futuro prometedor. Ahora se encuentra en Finlandia, embarcada en el barco Arctic Sunrise como voluntaria para la campaña Salva el Ártico.

Queremos rendir homenaje en este Día Internacional de la Mujer a todas ellas, a todas nosotras, esas mujeres que dedican su vida y luchan cada día por un mundo más justo ambiental y socialmente. También a todas esas mujeres luchadoras que desde múltiples organizaciones o a modo individual trabajan por la igualdad entre mujeres y hombres, para que todas las personas tengamos las mismas oportunidades.

Queremos visibilizar y reconocer el papel fundamental y siempre apasionado de todas esas mujeres, que en ocasiones no han tenido el reconocimiento que les correspondía.