El nuevo Gobierno asturiano ha heredado asuntos conflictivos como es el caso de la incineradora de Serín. Esta planta está diseñada para quemar el 86% de las basuras de Asturias y con ello el futuro durante décadas del Principado en materia de residuos. La obra costaría más de 250 millones de euros que tendrían que salir del bolsillo de los habitantes de la región.

Antes de las elecciones Greenpeace se reunió con responsables de Foro Asturias Ciudadano (FAC) para ver cuál iba a ser su política en relación a los residuos y en concreto a la incineradora. Se mostraron ambiguos pero convencidos que la solución no pasaba por quemarlo todo. También mostraron su preocupación por la situación en que el anterior gobierno de Asturias había dejado la gestión de los residuos, más empeñados en llenar cuanto antes el vertedero de Serín y así poder justificar la construcción de una incineradora que en cumplir sus propias leyes y planes en cuanto a reciclaje y recuperación.

El propio número uno de FAC, y actual presidente de Asturias, durante la campaña electoral llegó a afirmar en Carreño, uno de los municipios colindantes con Serín, que se oponía al proyecto, ya que priorizaría la calidad de vida de los ciudadanos. Pocas semanas después parece que estas buenas intenciones han cambiado y ahora considera factible construir una incineradora de residuos en el Principado.

El pasado sábado, durante la investidura del presidente de Asturias, Greenpeace junto con ganaderos y vecinos afectados por la planta, pedimos ante las puertas de Parlamento, que el nuevo Gobierno del Principado apueste por un modelo más sostenible en la gestión de los residuos. La sociedad asturiana se opone frontalmente al proyecto y seguirá planteando alternativas más económicas y que podrían generar muchos más empleos, además, de ser menos perjudiciales para la salud y el medio ambiente. Todavía es posible para Asturias disfrutar de una política en materia de residuos, avanzada y propia del siglo XXI.

De nuevo el reto está en manos de los políticos, que deberán demostrar si realmente trabajan para el bien común o siguen con las ataduras y compromisos del pasado.

Julio Barea (@JulioBarea), responsable de la campaña de Contaminación de Greenpeace

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