En estos días tan difíciles parece que cuesta encontrar buenas noticias o que quedan relegadas a un segundo o tercer plano entre tantos malos augurios.

Pero hoy tenemos una buena noticia que contar, especialmente para los habitantes de los fondos de los océanos. Porque sí, en las profundidades marinas, más allá de los 400 metros de profundidad, donde no entra la luz del sol hay vida, y mucha. Por eso los grandes barcos pesqueros extienden sus redes ahí abajo.

El problema viene, como siempre, cuando las cosas no se hacen bien. En muchas ocasiones hemos hablado de la pesca de arrastre de profundidad. Consiste en extender grandes redes por el fondo marino con enormes puertas de acero, que se arrastran por el fondo atrapando todo a su paso. En ese “todo” entran, no solo las especies objetivo sino otras especies e incluso ecosistemas enteros que son arrasados. Entre fletanes, gallinetas y rapes hay muchas otras especies, como corales de 8.500 años. Ecosistemas de gran valor y muy vulnerables a las perturbaciones.

Otra técnica de la que no hemos hablado tanto, pero que también se usa es la volanta de fondo de profundidad. Ambas son de las técnicas pesqueras más destructivas ya que son poco selectivas y generan gran cantidad de descartes (entre un 20-40%). Y no solo eso, también son de las que más contaminan por el gran consumo de combustible y de las más subvencionadas. De hecho, sin las ayudas que reciben serían económicamente inviables. En España lo sabemos bien, ya que junto a Francia tenemos la mayor flota de arrastre de profundidad de la UE.

Pero ahí están, arrasando los fondos marinos desde hace décadas, a expensas del dinero de los contribuyentes europeos, destruyendo ecosistemas ricos y productivos, pero también muy vulnerables que tardarán miles de años en recuperarse.

Naciones Unidas ya se hizo eco en 2006 de este crimen oculto en las profundidades de los océanos y pidió a los estados miembros que actuasen para proteger estos ecosistemas.

Pues bien, y ahora llegamos a la parte buena, la Comisión Europea ha aprobado un nuevo reglamento para eliminar de forma progresiva, y en el plazo de dos años, ambas técnicas pesqueras en el Atlántico Noreste y Central.

Ahora el reglamento pasará por distintos órganos de decisión, y suponemos que la industria intentará boicotear esta decisión, pero desde Greenpeace no les vamos a dejar. Unos fondos marinos cuidados garantizan la continuidad de especies y ecosistemas que a su vez garantizan el futuro de los stocks pesqueros. Y por ese motivo, por el futuro de la biodiversidad marina y de las personas que viven de ella de forma sostenible vamos a luchar para que sea posible y que se haga bien.

Queremos pescadores, pero sostenibles y para eso necesitamos océanos con vida.

Elvira Jimenez, campaña de Océanos de Greenpeace.